El confinamiento por el Covid-19 convirtió los entierros en ceremonias de mínimos, con apenas asistentes. Pero estas despedidas frustradas pueden y deben compensarse, estiman los profesionales.
La muerte de seres queridos en medio de la pandemia se ha transformado en una solitaria despedida que para muchos no cumple con sus deseos de un adiós digno. Esto tiene un respaldo de los expertos, quienes sugieren que en cualquier momento se compense esa necesidad con un ritual más concurrido.
"Aplazar las celebraciones es algo que existe desde siempre", afirma el doctor Fayçal Mouaffak, psiquiatra en dos hospitales de Seine-Saint-Denis, en la región parisina.
"Hay que hacerlo, verse con los demás, intercambiar y pensar en el difunto para darle su humanidad y metabolizar su muerte", explica.
Para Samuel Lannadère, psicólogo-psicoanalista, "esta situación creó cosas muy inhumanas, puesto que la humanidad reside en acompañar a los muertos".
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Además, cree que no poder enterrar normalmente a los seres queridos crea una "doble pena", y lo explica con el ejemplo de una mujer que perdió a su esposo y que tuvo que decidir enterrarlo porque no había disponibilidad para incinerarlo, como él había deseado.
Esto dejará secuelas, pero es demasiado temprano para decir cuáles. Normalmente nos apoyamos en la presencia de los demás. Que nos corten estos vínculos hace que la pérdida sea más dura", prosigue Lannadère.
El psiquiatra y psicoanalista Serge Hefez avisa contra "la tentación de la negación, actuar como si no hubiese pérdida ni sufrimiento. El riesgo es que estos pesares no cicatrizados emerjan ante una nueva pérdida o una separación" y provoquen "un resurgimiento depresivo".
¿Qué hacer entonces con la pérdida de un familiar en tiempos de encierro?
Serge recalca en la importancia de celebrar un ritual, pues "son las primeras señales de civilización". Según explica, "tienen una función reparadora extremadamente fuerte".
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Según indica el psicoanlaista, aunque suelen ser difíciles de afrontar, " hay que hacer el esfuerzo, a pesar de que sea menos evidente a distancia, cuando la tentación natural es pasar página. Requiere energía".
Didier Meilland, psicólogo y fundador de la asociación Psychodon, se une a la posición de Hefez y agrega que los rituales terminan representando la realidad del dolor, por lo que hay que buscar las formas de hacerlo en medio del encierro obligatorio.
Es difícil reemplazar a distancia una ceremonia que no tuvo lugar, pero con el fin del confinamiento, hay que mantener este compromiso e inventar un ritual. No nos queda otra elección que ser creativos", concluye Meilland.
Por último, Claire y Louis, dos ciudadanos europeos que tuvieron que enterrar a sus familiares en medio de la pandemia, recordaron los consejos que les dio el funerario que ayudó a enterrar a sus familiares.
"Nos hizo situarnos en semicírculo frente a la tumba, lo más cerca posible, respetando la distancia de seguridad", indicó Claire.
Asimismo, finalizado el rito "nos aconsejó volver a ver las fotos del difunto, compartirlas en internet entre nosotros, con una verdadera reflexión sobre la pérdida", cerró Lous.
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