El primer día de paro fue el 28 de abril, nueve días después no paran las protestas y bloqueos en la ciudad de Cali.
Nueves días después del primer día de paro nacional, las protestas no paran en Cali, muchos coinciden que detrás de esto hay una situación de inconformidad que venía latente en la ciudad.
El País Cali consultó con algunos sociólogos la situación que atraviesa la capital del Valle del Cauca.
¿Cuál es el malestar que más aqueja a Cali?
Los expertos coinciden en dos conceptos fundamentales: juventud y epidemia de covid.
“Quienes están presentes en las barricadas no son líderes sindicales sino una juventud que siente que no hay futuro, que está angustiada por la falta de oportunidades, también porque ha estado encerrada durante año y medio, sin poder volver a la universidad o el colegio”, plantea la docente de la Universidad Javeriana Cali, Rosalía Correa.
En su opinión, esta situación no se registra solo en las clases medias, sino con jóvenes de sectores populares, del Distrito de Aguablanca:
“Es una olla a presión que ha vivido durante mucho tiempo la violencia y donde están comiendo una sola comida, como dice el Dane” explicó.
Con ella coincide el profesor de la Universidad del Valle Jorge Hernández Lara, pero agrega que en las calles hay diferentes sectores:
-Activistas coordinados entre sí, decididos, informados, que se manifiestan en toda la ciudad y se tornan violentos cuando deben responder ataques de la Fuerza Pública.
-Activistas desconectados, espontáneos, plantados en sus barrios, que se manifiestan de manera intermitente.
-Oportunistas que aprovechan el desorden para dedicarse al saqueo, la destrucción de infraestructura o el cobro de ‘peajes’ al resto de la población.
Y sigue: “Policías poco profesionales, no bien entrenados para controlar la protesta sin aumentar la violencia. Vengadores que toman en sus manos la defensa de propiedades y territorios, algunos de los cuales también producen muerte.
"Y militares traídos junto a su comandante nacional para llenar el vacío creado por la incapacidad de las autoridades locales para siquiera definir adecuadamente la situación” aregó.
¿Y las autoridades?
Los observadores sociales coinciden también en la falta de liderazgo de la gobernadora del Valle, Clara Luz Roldán, y del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.
El sociólogo investigador Álvaro Guzmán Barney señala, dejando en claro que no se trata de un fenómeno propio de Cali sino de todo el país:
"En la ciudad hay “un descontento muy grande con el Gobierno” puntualizó.
El docente reconoce el grave problema de criminalidad que hay en Cali:
“Hay que reconocer que en Cali se mueve una criminalidad reproducida por agentes muy vinculados a la economía ilegal que se han pasado a la política” y “creo que en medio de la movilización social y del descontento aparecen síntomas de criminalidad que son muy criticables y lamentables y deslegitiman lo que los jóvenes quieren hacer”.
En igual sentido, Lizz Rincón Suárez, directora de la Maestría en Estudios Culturales de la Universidad Autónoma, plantea que Cali es el núcleo de terrtorios que continúan en conflicto:
"Hay territorios que continúan en el conflicto y están siendo golpeados por el narcotráfico y donde no hay una respuesta estatal asertiva” dijo.
¿Hasta cuándo seguirá la situación en Cali?
Una de las preguntas que los ciudadanos caleños también se están haciendo es hasta cuándo seguirá esta situación de incertidumbre y de zozobra, generada por los bloqueos, las movilizaciones y los actos vandálicos.
El profesor Jorge Hernández Lara mencionó que habrá que ver como transcurre la stuación las próximas semanas:
"Habrá que ver cómo transcurren los acontecimientos , para saber si esto es apenas un episodio en medio de la pandemia o el cierre del paréntesis que la llegada del covid-19 obligó a abrir a finales de 2019, cuando el virus frenó la movilización social que entonces se estaba produciendo, por motivos muy parecidos a los de ahora”.
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