Una mujer decidió no llevar a su perro a tratamiento después de presentar fracturas en sus patas y en lugar de eso, lo enterró vivo en una bolsa de basura.
Inga Ozola fue sentenciada en Lancashire, Inglaterra, porque decidió no llevar a su perro raza pomerania al veterinario para su tratamiento, después de presentar fracturas en dos patas y daños en los nervios.
En lugar de eso, la mujer enterró vivo a su perro en una bolsa de basura provocándole un sufrimiento innecesario.
Aunque el hecho cruel ocurrió en 2019, apenas salió a la luz recientemente, y la mujer que enterró vivo a su perro recibió una sentencia suspendida de 18 semanas.
Además, se le prohibió tener mascotas durante 18 meses, realizar 120 horas de servicio comunitario y pagar una multa de 2.000 libras esterlinas.
El Tribunal de Magistrados de Preston afirmó que el canino habría experimentado mucho dolor durante varias horas.
Por otro lado, un reporte veterinario agregó que el cachorro "habría sufrido miedo y angustia durante un período de tiempo que no se puede determinar a partir de las pruebas proporcionadas".
¿Qué ocurrió?
El cruel hecho se presentó en abril del 2019. Una pareja que paseaba a su propia mascota encontró al perrito y de inmediato lo llevaron al servicio veterinario.
Aunque intentaron todo para salvar la vida de la mascota, fue imposible, así que para evitarle más sufrimientos decidieron sacrificarlo.
Un grupo de investigadores inició la búsqueda para dar lugar con la persona que cometió un acto tan cruel. Finalmente, gracias a cámaras de seguridad captaron a Ozola caminando hacía el lugar, y regresando a su casa 30 minutos después.
Durante los hechos, un oficial le preguntó qué llevaba en el morral, a lo que ella respondió que se trataba de una botella de agua.
De acuerdo la investigación, esta mujer se acercó con su mascota el 9 de abril de 2019. Una radiografía reveló que el animal tenía fracturada la pata trasera y se le dio tratamiento y una jaula para que sanara.
Ozola se acercó nuevamente a una cita de control el 23 de abril, y el nuevo reporte reveló que el perro también tenía rota una pata delantera.
A la mujer se le dio la opción de sacrificarlo o pagar un tratamiento de 2.000 libras esterlinas (equivalente a más de 10 millones de pesos colombianos).
Ozola volvió a su casa para tratar de conseguir el dinero. Sin embargo, como no pudo conseguirlo, lo enterró vivo en una bolsa de basura y lo abandonó en el parque.
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