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A Italo Esquivel el talento del dibujo y la pintura le corre por la sangre, este diseñador gráfico no solo maneja a la perfección los pinceles y lápices, sino que también hace ‘magia’ con máquinas de tatuar.
Hace 12 años Italo dejó de ver sus obras de arte situadas en una parte de la pared, de su casa y de algunos clientes, para ver cómo sus creaciones artísticas se paseaban por las calles de ‘La Sucursal’ en la piel de los caleños.
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“Toda la travesía empezó hace 12 años cuando un amigo me contó que le iba mejor tatuando que realizando arte. En ese tiempo yo estaba trabajando en una empresa de publicidad. Desde ahí empecé a interesarme más por los tatuajes y a practicar”, contó Italo.
A pesar de que fue un proceso complicado cambiar el pincel por una máquina que mantiene en constante vibración, el artista no se rindió y practicó por dos años los trazos en frutas y piel de cerdo.
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