El Batallón de Alta Montaña N° 3, conocido como "Rodrigo Lloreda Caicedo", ha sido un baluarte de seguridad y protección en Cali durante los últimos 20 años.
Su presencia ha sido crucial no solo para la ciudad de Cali, sino también para los municipios circundantes de Jamundí, Dagua, La Cumbre y el puerto de Buenaventura.
Desde su llegada en mayo de 2003, el Batallón de Alta Montaña ha brindado alivio a estos municipios que antes sufrían el accionar de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, la extorsión y el secuestro, así como a la minería ilegal que amenazaba al Parque Nacional Natural Farallones de Cali, un área protegida de gran importancia ecológica. Estos grupos delictivos utilizaban la difícil geografía de la región como corredores estratégicos para sus actividades delictivas, sembrando el terror y obligando a los campesinos a abandonar sus hogares.
Sin embargo, surgieron rumores en los últimos meses sobre una posible retirada de esta guarnición militar y el fin de sus operaciones. Durante la celebración de su vigésimo aniversario, el comandante de la Tercera Brigada, brigadier general William Fernando Prieto, desmintió categóricamente estos rumores y reafirmó el compromiso del batallón con la seguridad y el bienestar de la comunidad.
Aunque reconoció la necesidad de apoyo por parte de las autoridades locales, aseguró que el batallón no se irá y, de hecho, se expandirá para estar presente en diferentes municipios.
El comandante del Batallón de Alta Montaña enfatizó la importancia de esta unidad para la seguridad de la región y su compromiso con la sociedad civil. Destacó que el batallón ha fortalecido día a día sus acciones de control territorial y se ha convertido en el guardián de los municipios de Dagua, La Cumbre, Jamundí y el área rural de Cali. Además, hizo un llamado a la comunidad, recordándoles que el batallón está allí para proteger su territorio y garantizar su seguridad.
Aunque el Batallón de Alta Montaña ha cumplido su misión con éxito, también es evidente que necesita mejoras estructurales y mayor apoyo para cumplir con sus responsabilidades. El paso del tiempo y las condiciones adversas han causado un deterioro en las instalaciones del batallón, por lo que se requieren estructuras más sólidas para el alojamiento de las tropas y mejores condiciones de vida para el personal. El batallón fue construido hace 20 años con búnkeres de concreto y arena, pero ahora es necesario pensar en nuevas estructuras que se adapten a las necesidades actuales.
A pesar de estas necesidades, el coronel a cargo del batallón reafirmó que no habrá retirada y que el Batallón de Alta Montaña seguirá contribuyendo a la seguridad.
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