Las calles de Cali están comenzando a escribir una nueva historia. Una en la que los conductores de transporte público no solo manejan buses, sino que también asumen un rol activo en la prevención de violencias basadas en género. La Cooperativa La Ermita, en alianza con Casa Matria y bajo la directriz de la Alcaldía de Santiago de Cali, ha iniciado un proceso de formación que busca convertir a sus conductores en embajadores de una movilidad libre y segura para las mujeres.
En esta primera fase, 25 conductores ya comenzaron los talleres, con la meta de capacitar a los 160 trabajadores que conforman la plantilla de la empresa. Estos espacios abordan temas como estereotipos de género, masculinidades no violentas, identificación del acoso callejero y estrategias para prevenir violencias en el entorno del transporte público.
El contexto que rodea esta iniciativa es claro: según un estudio de la Universidad Javeriana de Cali, el 96% de las mujeres utilizan el transporte público formal e informal, mientras que solo un 16% de los hombres hacen uso de este servicio en el área metropolitana. Este dato revela la urgencia de transformar los buses en espacios donde las mujeres puedan movilizarse sin miedo.
“Buscamos que el transporte público sea un espacio seguro y libre para las niñas y mujeres de Cali, convirtiendo a sus conductores en embajadores de la prevención”, afirmó Steffany Escobar, subsecretaria de Equidad de Género del Distrito. La funcionaria subrayó que esta estrategia responde a la instrucción del alcalde Alejandro Eder, quien ha impulsado acciones para erradicar las violencias en todos los rincones de la ciudad.
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La transformación no solo se dará desde la teoría. Andrés Felipe Correa, gerente de La Ermita, explicó que el contacto diario con los usuarios, especialmente mujeres, hace necesario que los conductores comprendan a fondo las distintas formas de violencia y cómo prevenirlas. “Queremos hacer una labor preventiva y ofrecer un servicio seguro y libre de acoso”, destacó Correa.
El cambio también ha sido asumido con responsabilidad por los conductores. James López, uno de los primeros en recibir la capacitación, expresó que estos espacios les permiten romper paradigmas y cambiar la percepción que la ciudadanía tiene de ellos. “Queremos demostrar que no somos machistas ni groseros”, afirmó López, convencido de que el cambio empieza desde su propio comportamiento.
La meta es que al finalizar el proceso, todos los conductores de La Ermita estén certificados como embajadores de la movilidad segura. De esta manera, los buses que recorren las calles de Santiago de Cali dejarán atrás los estigmas del pasado y se convertirán en espacios donde la equidad de género se viva en cada trayecto.
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