La mujer trans fue brutalmente atacada y abandonada en una quebrada de Bello, Antioquia. Testigos presenciales no se atrevieron a socorrerla por temor a represalias de estructuras delincuenciales que operan en la zona. Autoridades ofrecen recompensa y exigen justicia.
Por: Redacción el Qhubo/Periodista Jhisús Chacín
La ciudad de Bello, Antioquia, se encuentra sumida en la indignación tras el asesinato de Sara Millerey González Borja, una mujer trans de 32 años cuya muerte ha despertado una ola de repudio y solidaridad en todo el país. El caso ha evidenciado una vez más la violencia sistemática y el abandono estatal que enfrenta la comunidad Lgbtiq+ en Colombia.
El crimen ocurrió el pasado domingo 6 de abril en inmediaciones de la quebrada La García. Sara fue hallada con graves fracturas en sus extremidades, aferrada a unas ramas para evitar ser arrastrada por la corriente. Según informó el secretario de Seguridad de Bello, José Rolando Serrano, hay versiones que indican que bandas delincuenciales impidieron que fuera auxiliada, lo que generó una profunda consternación.
Aunque fue rescatada por los bomberos y trasladada con vida a un centro asistencial, Sara no logró sobrevivir a las lesiones. Las autoridades han puesto en marcha una investigación conjunta entre la Fiscalía, la Policía y la Sijín para dar con los responsables. Uno de los focos clave es el análisis de las cámaras de seguridad ubicadas en la zona.
Un video que circula en redes sociales ha causado revuelo por su crudeza. En él se observa a Sara agonizando mientras varias voces al parecer de quienes grababan intimidan a posibles rescatistas con frases como: “aquí no se paren, vea lo que pasa”. Este registro, calificado como revictimizante por organizaciones de derechos humanos, muestra cómo el temor a represalias armadas impidió que alguien la ayudara.
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En respuesta a la gravedad del caso, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Bello ofrecieron una recompensa de hasta $100 millones de pesos por información que permita identificar a los culpables. Además, el presidente Gustavo Petro pidió a la Policía Nacional tratar el caso con máxima prioridad, mientras que el Ministerio de Igualdad activó la Mesa de Casos Urgentes, orientada a investigar bajo un enfoque de derechos humanos.
Familiares y vecinos de Sara la describen como una mujer alegre, carismática y querida por su comunidad del barrio Playa Rica.
“Era una reina, siempre sonriente, le encantaba vestirse y la saludaban con cariño”,
Relató un allegado.
El secretario Serrano también desmintió versiones que intentaban deslegitimarla al afirmar que no era habitante de calle ni tenía antecedentes de violencia.
Sara, hoy tus hermanas, hermanos y hermanes prendieron fuegos grandes y chicos por tu vida. Mujeres hermosas tocaron gaitas para ti. Otras tantas paralizaron la calle y gritaron tu nombre hasta el desgarro. Juraron construir muros con sus propios cuerpos para que nadie más te… pic.twitter.com/afJI1VZUBn
— Cristina Nicholls. (@Nicholls_C_) April 10, 2025
El asesinato de Sara no solo deja un vacío en su comunidad, sino que ha reavivado el debate sobre la falta de garantías para la vida y la dignidad de las personas trans en el país. Para muchos, este caso no puede convertirse en una cifra más, representa un llamado urgente a actuar con contundencia frente a los crímenes de odio y la discriminación.
Mientras las autoridades avanzan con la investigación, diversas organizaciones sociales convocaron a marchas y velatones en su memoria, exigiendo que la muerte de Sara Millerey no quede impune y se convierta en un símbolo de resistencia frente a la violencia que aún persiste contra las diversidades en Colombia.
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