Aunque la percepción de los ciudadanos es evidente, los datos y cifras respaldan esta preocupación. En el Índice de Bienestar Económico y Social Municipal (Ibesm), que evalúa diversos indicadores como empleo, educación, seguridad y movilidad, Cali pasó del tercer al quinto lugar en calidad de vida entre las doce principales ciudades de Colombia.
El informe revela que si bien la capital del Valle muestra un rendimiento económico sólido, con un PIB per cápita de 25.508.984 pesos al año y una tasa de desempleo del 12.2%, hay aspectos preocupantes. El alto IPC (inflación) del 13.3% y la escasa cantidad de empresas privadas per cápita no son satisfactorios. En cuanto a la dimensión social, aunque se han logrado mejoras en la tasa de analfabetismo y el déficit habitacional, persisten desafíos, como la tasa de hurto a personas y la calidad del aire, que requieren atención.
El ámbito político también presenta retos para la ciudad. Aunque Cali tiene un alto índice de transparencia municipal y una destacada libertad económica, el abstencionismo electoral es preocupante. Frente a estos resultados, el Centro de Pensamiento Libertank recomienda enfocarse en mejorar las dimensiones ambiental y política para elevar el bienestar de los ciudadanos.
Además de este estudio, expertos y representantes de organizaciones resaltan otras áreas que requieren atención. Marvin Mendoza, director del programa Cali cómo Vamos, señala que la educación, el empleo y la seguridad son temas cruciales. En cuanto a la educación, si bien hubo un aumento en la matrícula en los niveles de prejardín, jardín y transición, se ha observado una reducción en la educación secundaria y media. La cobertura en educación básica y media también ha disminuido, y un número creciente de niños y jóvenes están por fuera del sistema educativo.
En materia de empleo, aunque se ha registrado una recuperación después de la pandemia, persisten desigualdades, especialmente en la tasa de desocupación de mujeres, jóvenes y la población afrodescendiente. En cuanto a la seguridad, los índices de homicidios han mejorado, pero el hurto a personas, en especial de celulares, sigue siendo un problema grave en la ciudad.
Valeria Troffimof, investigadora del Observatorio de Políticas Públicas (Polis) de la Universidad Icesi, destaca la alta tasa de informalidad en Cali como un reto importante. La falta de acumulación de capital humano y las bajas tasas de escolaridad son factores que contribuyen a esta situación. Asimismo, la ciudad enfrenta desafíos en la seguridad, con altos índices de homicidios y lesiones personales, lo que refleja una idiosincrasia violenta y dificultades para resolver problemas pacíficamente.
La movilidad es otro tema que requiere atención, ya que el sistema de transporte masivo MIO ha perdido popularidad entre los caleños. El uso de motocicletas y vehículos particulares ha aumentado debido a la eficiencia en el servicio. Mejorar la calidad y cobertura del MIO se vuelve fundamental para abordar este problema.
En conclusión, Cali ha experimentado un descenso en su calidad de vida, respaldado tanto por la percepción ciudadana como por los datos y cifras proporcionados por diferentes estudios. Los indicadores en áreas como educación, empleo, seguridad y movilidad revelan las debilidades en el desarrollo de la ciudad.
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