Para el pastor cristiano John Milton Rodríguez haber salido de un barrio de invasión -ubicado en la zona de ladera de la Comuna 20- es motivo de orgullo y superación, pues desde muy joven supo cuál era su camino y lo siguió con la confianza que la fe le ha dado. Hoy, además de representar al Valle desde el Senado, aspira a ser el próximo presidente de Colombia.
A sus 52 años, este caleño recuerda que empezó su vida laboral dedicado a lavar carros y siguió como empacador en supermercados hasta convertirse en emprendedor y ejecutivo de prósperas empresas de la región.
Trabajando de día y estudiando de noche, el actual candidato por el partido Colombia Justa Libres, logró graduarse como Ingeniero Industrial de profesión con diplomado en finanzas, doctor Honoris Causa en Psicología Familiar y Magíster en Gestión Pública en la Universidad de Los Andes.
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Desde hace 21 años sintió el llamado de Dios para servir como pastor y, para 1999, en un salón de un barrio popular, nació su iglesia Misión Paz a las Nacionales. Con el tiempo, el senador crea la Fundación Misión Paz y la Universidad Cudes.
Q’hubo conversó con el ahora candidato, quien dio detalles de su vida y aspiración presidencial.
Jesús es nuestro salvador y no tiene una definición política. En esta época no existían estas corrientes. La postura de Jesús fue hacia su pueblo, una posición patriota. Jesús no era afín a ninguna ideología, sino a la misión de restablecer la relación entre los hombres y Dios.
Si nos referimos a la posibilidad de desarrollar este proyecto bajo los principios establecidos en la palabra de Dios, la respuesta es sí. En los principios cristianos hay varios fundamentos. El primero de ellos (Proverbios 29 capítulo 2) que dice que cuando gobierna el justo, el pueblo se alegra, pero cuando gobierna el impío, el pueblo sufre.
El justo es aquella persona que -a través de la obediencia que Cristo mostró- se habilita para vivir una vida conforme a los principios y a los valores establecidos por el Señor. En esta serie de principios aplica la ética pública.
También aplica el Deuteronomio 15, donde se indica que elegirás a alguien que haga parte de tu pueblo, quien no vaya en contra de tus principios y valores.
La fe es un elemento de la esencia de la vida de quien decide creerle a Dios y consulta con él su toma de decisiones.
El bienestar de la familia, de la economía, la salud, está directamente vinculado a que uno determine qué va a hacer con su vida y en mi caso fue casarme, ser fiel, no gastar el dinero en licor o drogas, no endeudarme más y vivir con lo que ganaba. Al practicar la fe me organicé y todas esas decisiones generaron en mi familia un ambiente de bienestar y prosperidad.
Y esto no solo le aplica a un pastor o a un líder, sino a cualquier persona que decida ordenar su vida y actuar conforme a los valores de la palabra de Dios.
Yo fui comunista y ateo hasta los 18 años. En ese tiempo vi el hogar de mis padres restaurarse y conocer de Dios, desde entonces -hace 34 años- es como he salido adelante.
Los recursos que he tenido siempre han sido reinvertidos en la comunidad, que es otro de los principios.
Del salario que yo recibo en el Senado, el 30% está destinado a obras sociales y la campaña política la he financiado también con mi salario en el Congreso y parte del ahorro pensional mío y de mi esposa.
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He aprendido algo y es que determinarás una sola cosa y te será un firme y sobre tus caminos resplandecerá luz. Y eso significa que cuando tú tomas decisiones sobre temas que ocupan gran parte de tu tiempo, tienes que concentrarte en ello, por eso cuando decido participar en el Senado delegué la presidencia de la Universidad, la iglesia y la fundación social a miembros de las directivas de la organización.
La política no me gustaba, me ofrecieron muchísimas veces ser candidato a la Alcaldía, Senado, Gobernación, acompañar fórmulas presidenciales, etc. Pero, tras el acuerdo de paz -al ver el abuso que se tenía contra las víctimas del conflicto armado, también cómo se instrumentalizó el proceso para legitimar a criminales que nunca han pagado por sus delitos y todo ese movimiento de injusticia, me generó una inquietud muy fuerte.
Hice parte de la mesa de renegociación del plebiscito y participé en diferentes movilizaciones, desde eso empezó a crearse en mí ese llamado y se crea un grupo autónomo e independiente -yo no quería nada con la política tradicional- yo decidí acompañarlo.
Al principio no acepté ser candidato, pero tras reflexionarlo y consultar con Dios -junto con mi esposa- serví como senador, sin tener experiencia ni nada.
Gobernaría con la constitución y la ley, si Dios me aprueba, porque es lo que enmarca los derechos de los colombianos. Lo que haya que mejorar, en temas institucionales, constitucionales y legales, tendría que ser sometido al debido proceso.
No creo que un presidente deba de estar por encima del poder, eso le corresponde al pueblo. Esa es mi cosmovisión cristiana.
Precisamente, no somos más de lo mismo. No ocultamos nada y en mi parecer, muy respetuoso, hay unos procedimientos internos del partido que el señor Arias no tuvo en consideración e innecesariamente desgastó el aparato judicial del país. De todos estos procesos he salido avante.
Eran temas que el mismo órgano interior del partido podía solucionar, pero creo -respetuosamente- que él se dejó llevar por la pasión y cuando eso pasa comete errores que desgastan el sistema.
En mi línea de liderazgo yo me enfoco en una sola cosa, entonces no le he abierto mi cabeza a ese pensamiento, prefiero hacer todo lo que se pueda para ganar. No he reflexionado sobre ese escenario.
Cuando iba para el Senado no marcaba en ninguna encuesta, si me invitaban a dos debates dejaban de llamarme para tres, yo vine a salir en temas de medios y eso por el escándalo de la donación que nos robaron.
Los especialistas me decían que yo no sabía nada de política, luego sacamos una amplia votación y ahí sí empezaron a buscarme. Actualmente tenemos 17 alcaldías en el país. Las encuestas actuales se han quedado en un mundo sectario que se actualizan cada cuatro años en concepto, pero no en bases de datos. Yo por eso soy independiente de las encuestas.
Yo estoy para servir a mi país, pero cualquier cosa que se me presentara lo consultaría primero con Dios y mi familia. Siempre he creído que el trabajo para el pueblo debe respetar la visión del ciudadano y sus libertades.
Pienso que se debe respetar la libre empresa, las posibilidades de crecimiento y el desarrollo de la economía. No creo en los sistemas globalistas, no creo que tengamos que seguir rendidos a lo que la ONU y la OEA digan.
En los primeros 100 días de mi gobierno yo asignaría el tema de la contratación de lo que es el dragado de Buenaventura y terminando los pendientes de la vía Mulaló – Loboguerrero. Vamos a fortalecer a Buenaventura, para tener una ciudad con puerto y no un puerto con ciudad.
Con respecto al desarrollo agrícola, dinamizaremos el tema de las frutas y que el Valle sea potencia en ello.
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