En el marco de la Semana Santa, Q'hubo recrea la historia del Cerro de las Tres Cruces, un ícono de la ciudad. Conoce cómo se construyeron.
El Cerro de las Tres Cruces es un espacio lleno de historias, mitos y personajes.
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Cuenta la leyenda que debajo del Cerro de las Tres Cruces está atrapado ‘Buziraco’, un demonio con forma de murciélago que por siglos atormentó a ‘La Sucursal del Cielo’.
La historia de este siniestro personaje empezó a tejerse en 1837, cuando dos misioneros, Vicente y Juan Cuesta, fueron enviados por la curia de Popayán para exorcizar al ente.
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La solución, en ese entonces, fue erigir en lo alto de la montaña tres cruces de guadua, que a duras penas se divisaban a lo lejos.
Pero tiempo después, en 1925, cuando Cali resultó semi-destruida por un terremoto, los tres íconos religiosos se desplomaron y nuevamente la historia de ‘Buziraco’ tomó fuerza.
Nacen las Tres Cruces ‘gigantes’
Marco Tulio Collazos, un padre de tez morena y de amabilidad sin par, quien fue el primer párroco de la Iglesia de Santa Rosa en el centro de la ciudad, fue el encargado en 1937 de darle vida a las cruces que hoy conocemos.
Para ello, afirman los historiadores, contrató los servicios de Argemiro Escobar Cardona, un joven ingeniero civil de La Unión, Valle.
Éste, había participado anteriormente en el diseño de diversas vías en el departamento.
En la construcción de las mismas intervinieron 80 hombres durante casi un año para darle vida a este ‘tesoro’, ubicado en uno de los pulmones verdes de la ciudad, a 1.480 metros sobre el nivel del mar.
Luego de muchos imprevistos, la construcción fue finalizada el 6 de enero de 1938.
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