Era la madrugada del 2 de abril, Daniela Alzate se acercó a la puerta principal del Hotel Berlín de la carrera 70 con la necesidad de hospedarse. Aseguró que estaba en embarazo y que requería pasar la noche en esas instalaciones. A esa hora llovía y los recepcionistas no vieron problema en darle ingreso.
“Ella le entregó a mi compañero la tarjeta de crédito para pagar y el sistema rechazó la transacción. En ese momento manifestó que su novio vendría a pagar y que si eso no ocurría ella iría al cajero a retirar y volvía”, le relató a EL COLOMBIANO una de las colaboradoras de ese hotel.
La mujer –blanca, de labios gruesos, cabello castaño, ojos cafés y bien vestida– que se hospedó esa noche es la misma que se ha vuelto viral en redes sociales. Su reconocimiento radica en que adquiere servicios y luego se niega a pagarlos. Su nombre es Daniela Alzate Velásquez.
Los servidores del hotel no vieron problema en hospedar a la joven que dijo estar en estado de gestación. Consideraron que era peligroso que saliera en busca de efectivo a esa hora de la madrugada y optaron por esperar a que cancelara la cuenta al día siguiente.
Los videos en los que Daniela causa malestar entre comerciantes, hoteleros y conductores se han popularizado. En una de las últimas grabaciones subió a un bus y se negó a pagar los 2.850 pesos del pasaje.
–Me paga el pasaje.
–¿Por qué? Yo no lo tengo.
–Ella es la que se monta los taxis, los buses y después se hace la boba para no pagar.
–En Monterrey se lo pago. Yo no soy una ladrona.
Ese es el diálogo de uno de los videos que circulan en las redes sociales.
Daniela tiene 31 años y, según su familia, tiene un trastorno de bipolaridad diagnosticado y desde noviembre del año pasado han recibido quejas de este tipo.
“Ella es una niña medicada. Es bipolar. Pero no se toma los medicamentos porque es desobediente. Ella no acata las reglas. Ella no cumple con las directrices de un hogar. Ya no puedo vivir con ella. He llorado. Estoy desesperada. Cuando me pide comida, le doy, le lavo la ropa. Pero no tengo el control”, relató una familiar de Daniela a EL COLOMBIANO.
En la mañana del 3 de abril las camareras del hotel tocaron en la puerta de Daniela. Había consumido gaseosas y mecato del minibar.
“Salió de la habitación y dijo que iba a retirar: que no demoraba. Entonces, la recepcionista vio que salió con el bolso y mandó a la camarera a que se fuera detrás de ella a ver si se iba para el cajero y no. Llama
La cuenta de Daniela en Berlín era 277.000 pesos. La mujer se negó a pagar y espantó a los demás huéspedes al afirmar, casi a los gritos, que en el establecimiento le había robado.
“La conducta mitómana puede derivarse y estar asociada a otros trastornos. Esta suele ser adictiva, ya que la persona no puede controlar la necesidad de mentir. En algunas ocasiones es consciente de la mentira, hasta que tiende a mezclar la realidad con lo que se inventa como manera de refugiarse”, explicó el psicólogo Rolando Jaramillo Uribe.
La familia relató que se han acabado los recursos para ayudarle. Daniela dejó de tomar sus medicamentos y, dicen, ha escapado en tres ocasiones de la clínica mental Sameín.
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