“Dudé mucho conectarme y poder contarles lo que les voy a contar, pero lo voy a hacer para que las mujeres tengan más precaución, por menos todas las personas que me siguen tenga más precaución y tengan mucho cuidado… fui víctima de un abuso en un bus público. No quiero que nadie pase por esto porque en verdad es un verdadero infierno”, inició su denuncia la joven barranquillera.
Relató que el día 1 de febrero salió del trabajo y tomó un bus de la empresa Alianza Sodis en el mismo horario en que se disputaba el partido entre las selecciones de Argentina y Colombia por las eliminatorias al Mundial de Catar2022. “Me subí al bus que normalmente tomo para venir a casa. Me subí en la calle 84 con 51B… cuando sale a la 82 yo voy sola en el bus. Cuando llega por la Reina Catalina (Clínica) se monta un sujeto al que no le vi la cara porque yo estaba concentrada en el teléfono y voy como en la mitad del bus”.
Narró que sospechó cuando el hombre se sentó al lado de ella aún cuando el resto del bus tenía las sillas vacías. Observó que el conductor del bus estaba hablando por teléfono con audífonos y al parecer no se percató de lo que sucedía allá atrás. “Y en realidad ni siquiera miraba para atrás, iba muy concentrado hablando”.
Anotó que luego de cierto recorrido “el tipo me saca un cuchillo y empieza a amenazarme; me lo puso en la costilla y pienso que él me va a atracar y como no me dice nada. Le digo: ¿quieres el celular? Y me dice que no y empieza a tocarme la pierna y se fue hacia mis partes íntimas. Yo llevaba el uniforme de trabajo, llevo un jean, un suéter. Empezó a tocarme y le decía que me dejara, pero él me tenía arrinconada. Íbamos solo los dos”.
Dijo varios metros adelante se subió una muchacha, pero se quedó en los puestos de adelante. “Yo miraba el espejo para que el chofer me mirara, me decía que el chofer se diera cuenta, pero él nunca miró. Estaba entretenido en su conversación con sus audífonos puestos y nunca miró”.
Narró que el tipo la empezó a amenazar con el cuchillo en la castilla con la otra mano la empezó a tocar. “Cuando llegamos a la carrera 47 me dice sueltate el botón del pantalón y yo le respondía que no. Yo voy con el tapabocas y ni la muchacha ni el conductor se están dando cuenta de lo que está pasando. Empezó a tocarme y yo en ese momento lo que estaba pensando era en orarle a Dios para que no me fuera a hacer nada… estaba entre la espada y la pared: estaba en dejarme tocar o que él me hiciera un daño. En ese momento sentí mucha impotencia”.
En medio del llanto en su relato, la joven dijo que alcanzó a ver que el sujeto tenía una camiseta de la Selección Colombia, llevaba tapabocas y una gorra. “No le alcancé a ver el rostro. Le decía que si quería el celular, que se lo llevara. Pero me decía: ‘malparida abre las piernas, desabrochate el pantalón’ y yo le decía que por favor no”.
Manifestó que estando en ese forcejeo con el abusador se subió un joven “Yo me decía que pase por aquí, pero el muchacho pagó su pasaje y se sentó diagonal a donde estaba la muchacha. El muchacho también tenía audífonos puestos”.
Para la joven fue un momento desesperante. Porque el tipo le insistía que se desabrochara el pantalón, pero ella se negaba. “Yo en ese momento deseaba que el carro se estrellara, que se subiera mucha gente, yo deseaba en ese momento millones de cosas”.
Pero de repente le salió mucha valentía de su interior. “Cuando el bus está doblando para tomar la Circunvalar me dije me voy a levantar. Me dije que me haga un daño o seguir todo el camino así, pero me arrepentí. Porque pensé en mi mamá en caso de que me hiciera algún daño y decidí quedarme sentada. Y el tipo me iba a desabrochar el botón del pantalón. Y cuando el bus iba a tomar la Circunvalar le digo que me voy a bajar. ‘Tú no te vas a bajar de aquí, no te vas a bajar’. Íbamos pasando por el CAI y deseaba que hubiese un policía, pero las piernas se me paralizaron, no las sentía en ese momento”.
Dijo que cuando el bus se acercaba a la urbanización Alameda del Río ella tomó la decisión de bajarse, porque no soportaba que el tipo le estuviera hurgando la costilla con el cuchillo y con la otra mano le tocara el cuerpo.
“Cuando el bus estaba llegando a Alameda, me entró una llamada de una amiga que tengo en Medellín… le dije que tenía que contestar y me dijo donde 'tú contestes te mato, si contestas te mato'. Le dije que si no respondía se iban a preocupar porque me estaban esperando. Ellos saben qué placa tiene el carro, me están esperando en el semáforo, mi novio me está esperando ahí. Como pude contesté y él empezó a hundirme el cuchillo. Respondí amor cómo estás, tú estás ahí, y la amiga me decía que estaba ahí, dije que me iba a bajar y colgué. Me levanto y él no se corrió ni nada, el bus iba rápido, como pude salí empecé a tocar el timbre… no esperé que el bus frenara totalmente, cuando veo que va a parar me tiré. Y cuando me tiro viene una moto súper duro y el man frenó en secó. En ese momento dije me llevó”, dijo entre sollozos.
Manifestó que se quedó paralizada y el conductor de la moto empezó a decirle cosas porque pudo haberla matado. “En ese momento me puse las manos en la rodilla y empecé a llorar. El tipo parqueó, se bajó y me preguntó qué me pasaba. En ese momento yo no daba para respirar. La respiración se me fue. Él se dio cuenta. Me paralicé. Quedé sin fuerzas. En ese momento descargué todos los nervios que tuve durante la situación se me vinieron encima”.
Como pudo le contó al conductor de la moto lo que le había pasado y este procedió a ayudarla. Pero a la joven, por los nervios, hasta la clave para desbloquear el celular se le olvidó. El hombre le ayudó a llamar un vehículo, pero pasaron varios minutos para que esto sucediera porque los nervios no la dejaban pensar bien.
Cuando ya estaba más calmada pudieron llamar a una plataforma y el joven la ayudó a tomar el vehículo que la llevó a la casa, donde su madre la estaba esperando y fue quien la ayudó a poner la denuncia ante las autoridades y también la motivó para que hiciera la denuncia en las redes sociales.
“Yo me pongo en el lugar de las personas que han vivido esto, porque una cosa es criticar al que le pasa y otra cosa es vivirlo. No hay excusas para estas cosas. Muchos dicen que ustedes salen a provocar a los tipos’, señores yo tenía un uniforme que me tapa todo. No hay excusas. Los depravados, los enfermos no son las personas, el enfermo es la otra persona, no la víctima”, enfatizó.
“Esto es real, esto lo viví yo y no quiero que una amiga, una seguidora, una hermana, una vecina lo vivan, porque de pronto el final puede ser muy distinto al que hoy, gracias a Dios me sacó de esa situación, al mío. Se tienen que cuidar mucho”, terminó diciendo.
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