Jesús no llegó y el pastor ahora no les da la cara

Familiares de los miembros de la Iglesia Berea han ido a buscar al pastor para que les responda, pues la espera de Jesús los dejó en la ruina.

Los feligreses de la Iglesia Cristiana Berea del Atlántico vendieron todas su pertenencias para esperar a Jesucristo que nunca llegó. Ahora no saben qué hacer pues no tienen ni un peso y su pastor no aparece.

Así lo dieron a conocer varios de los afectados al programa Primer Impacto, en el que varios de los fieles contaron la dramática situación por la que están pasando.

Y es que hasta a medianoche del jueves, 28 de enero, 25 personas estuvieron en ayuno y oración en la iglesia Berea, del corregimiento de Isabel López en Sabanalarga, esperando que Cristo viniera y se los llevara al cielo, pero no pasó.

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La mayoría vendieron desde su ropa, electrodomésticos hasta sus casas y demás propiedades y el dinero se lo entregaron a su líder el pastor Gabriel Ferrer.

"Yo estaba de viaje y cuando regreso me encuentro con que mi esposa ya había vendido todo, estamos en la quiebra", relató uno de los afectados.

"Estamos muy enojados con el pastor porque nos despojamos de todas nuestras pertenencias porque supuestamente era de rapto y no nos llevábamos nada material", dijo una feligrés.

El pastor no les ha dado la cara

Decepcionados, algunos familiares de los miembros de la congregación acudieron a la casa de Ferrer para que les devolviera el dinero, pero no lo encontraron.

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Lo último que se supo de él fue una transmisión por internet que realizó el jueves en la que aclaró que su comunidad no era suicida como se rumoraba.

"Si alguna iglesia existió o ha existido aquí en Barranquilla o en Colombia, que amaba la vida, es Berea. Porque nosotros somos templo del Espíritu Santo de Dios. No se equivoquen los suicidas. Nosotros no somos suicidas", señaló.

Algunos manifestaron que al parecer el pastor se comunica con su congregación de manera virtual.

Tras lo sucedido familiares de los creyente pidieron la intervención de las autoridades para que el pastor responda por los daños económicos y morales.