Así Pasó

'Palito' es el taekwondista caleño que la está 'rompiendo' en Corea del Sur

David Becerra Marulanda es doble de acción en Corea y la viva muestra de que algunas luchas no se libran en el Dojang.

David nació un diciembre de 1991 en el hospital Mario Correa Rengifo, al sur de Cali y desde pequeño tuvo que enfrentarse a la pobreza, a exhaustivos entrenamientos, a la pérdida de su abuela e incluso al diagnóstico de cáncer de su madre. Esta es la vida de un cinta negra internacional, que ahora es doble de acción en Corea del Sur. 

Cuando David Becerra Marulanda conoció las artes marciales recorría las calles de San Antonio, San Cayetano y La Alameda, evadiendo a los bravucones que querían siempre ofrendarle una paliza. Un motivo como la venganza, -algo que entendió después- fue una razón equivocada que en medio de tanto caos, le sirvió para acercarse a un deporte del que heredó lecciones invaluables.

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El contexto barrial era difícil en los 90’s y la familia insistía en que las peleas solo lo harían violento, pero David, que no pasaba de los 11 años, estudiaba en el San Fernando Rey y una de las clases extracurriculares era justamente taekwondo, dictada por el profesor William Ramos. 

“Haciendo ejercicio me empecé a hacer fuerte, física y mentalmente. Con el tiempo fui mostrando más aptitudes y el profe fue quien me llevó a la Liga, que en ese momento estaba ubicada frente a las Canchas Panamericanas”, relata entre risas, sobre el comienzo de casi todo. 

El deporte Vs. el bolsillo 

La situación económica siempre fue un limitante para ‘Palito’. Así le llamaban sus amigos porque “parecía que se iba a partir de lo delgado”, pero sus ganas de entrenar iban más allá de lo físico, así que vendió de todo, desde consolas hasta CD’s, para comprar uniformes y pagar la mensualidad. 

Aquí es donde aparece el segundo profesor, Wilmar Moncayo, a quien veía los sábados porque sus clases eran muy económicas y se pagaban al día. El profesional vio en su estudiante una promesa y David en el profe, un sueño.  

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“Conseguí un apoyo a través del maestro Jorge Luis Avendaño, que es el presidente de la Liga Vallecaucana de Taekwondo y esa beca también la conseguí a mérito del entrenador de ese momento, de la Selección Valle, el profesor Nelson Taborda. A punta de esfuerzo y combate, mantuve la beca por un largo tiempo”, recordó con nostalgia. 

Pero, ¿cómo es que terminó a 15 mil kilómetros de casa?

Era 2009, el profesor Woo Juntae de Corea del Sur llegó a Cali, se trataba de un voluntario de Koica para Colombia que estaba de forma temporal, enamorando a los caleños de su cultura y claro, del taekwondo.

El propósito lo cumplió, pues David le pidió que lo entrenara como se entrena en Corea y ahí empézó su travesía. Fueron clases de disciplina extrema, de no tener excusas, de jornadas larguísimas, de alto nivel de respeto y responsabilidad.

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 “Esos tiempos fueron muy difíciles, el entrenamiento con Juntae fue duro y yo estaba pequeño, no trabajaba y no había mucho dinero para alimentación, entonces a veces me desmayaba en los entrenamientos. El profe me ofreció comer con él antes de entrenar. La señora de la tienda me ayudaba, al igual que los de la Liga de Gimnasia. Yo tengo mucho mucho que agradecer sinceramente”, explicó.

El maestro coreano se marchó, pero el joven entendió que dicha disciplina le estaba cambiando la vida. Empezó a trabajar, enseñó taekwondo, vendió ropa y trató de aprender coreano. Lo último no se le daba tan bien. 

En el 2014 David no fue tenido en cuenta para campeonatos en el Valle, por lo que viajó a Antioquia y empezó un proceso en ese departamento. Pero como si se tratara de un mal augurio, cuando creía estar teniendo éxito falleció su abuela, la mitad de su núcleo familiar.

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Regresó a Cali sin soltar el sueño de siempre, y cualquier lector diría que Corea lo llamaba, y sí. Su nuevo trabajo era en un centro de cultura, que casualmente, debía hacer presencia en una reunión con el embajador de Corea del Sur en la universidad Icesi. 

En la conferencia dieron la oportunidad de participar en un programa especial en el país aliado durante seis meses. Becerra Marulanda fue el primero que levantó la mano e hizo llegar su documentación.

Cabe anotar que el deporte no era su única motivación, pues meses antes se había enamorado de una chica oriunda de aquella nación con la que  trató de practicar el idioma. 

Todo lo demás fue rápido

Viajó, aprendió dos artes marciales más y consiguió entrar a clases de lenguaje para extender su visa. Con aquella chica antes mencionada, simplemente hizo ‘click’ y luego se casaron, pero esa, es otra historia.

En aras de legalizar su estadía cuando el diplomado había terminado, David buscó trabajo. Claramente no quería alejarse, ni de las artes marciales, ni de sunuevo amor. 

Luego de experimentar con trabajos prohibidos para los extranjeros por lo pesados que pueden llegar a ser, el peleador acompañó a uno de sus amigos en Seúl a un casting y sin pensarlo, encontró su camino. 

Nuevamente un dolor en el pecho. Su madre, que lo había apoyado tanto durante tantos años, le notificó que le diagnosticaron cáncer.

El caleño no lo pensó dos veces y consiguió tres empleos para pagarle el tratamiento. Al día de hoy, la guerrera que le dio vida a otro guerrero, puede decir que venció el dictamen y que su hijo, es todo un héroe.

David Becerra Marulanda, que ahora cuenta con 31 años de edad, siguió lanzando puños y patadas, pero ya no en el barrio para defenderse, ni por combate para conseguir medallas, ahora y quizá siempre, lo ha ce para vivir.

La vida en la pantalla grande

"Después de esa primera audición, en enero de 2018 me llamaron y sí, tenían un papel de extra para mí, como soldado de los Estados Unidos con una ambientación de 1950 en plena Guerra de Corea. Esa fue la catapulta para empezar a trabajar en varias producciones", dijo el actor.

Por último, agregó: "Para mí es importante visibilizar mi historia porque muchas veces recibí esa miradada de las personas, como si yo no tuviera futuro, pero creí en mí y las personas correctas creyeron en mí. Es posible hacer las cosas y ojalá que si hay alguien en ese túnel, sin saber si podrá lograr sus objetivos, pueda ver algo de luz luz y luchar con más fuerza".

Dayana Buritica

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