El 7 de noviembre de 1985, Maria Teresa Barrios Rodríguez, auxiliar del Consejo de Estado terminaba un trabajo para su jefe en ese momento la Dra. Dolly Pedraza. Su labor fue interrumpida por una seguidilla de disparos que retumbaban en las oficinas del segundo piso del Palacio de Justicia.
Era el comienzo de la toma de las instalaciones por un comando armado del M-19, que dejó 94 muertos, entre ellos 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, decenas de heridos y 11 desaparecidos, en su mayoría empleados de la cafetería y visitantes.
Entre las víctimas figuraba María Teresa, bogotana, abogada de la Universidad del Rosario, con
varias especializaciones, reconocida por un trabajo impecable en el Ministerio de Hacienda y
como auxiliar de despacho en el Palacio, quien con su alegría contagiaba a sus demás compañeros.
La noticia de la toma llegó pronto a la familia de la auxiliar. Al otro día, Miguel Eduardo Barrios,
su hermano, salió con rumbo al sitio de los acontecimientos. “Cuando llegué todo era caos.
Un señor me ayudó a entrar a la oficina de Teresita después del incendio que consumió el edificio.
En un rincón, el cadáver de un guerrillero. De mi hermana solo quedó el tronco y el cráneo, al
lado de su escritorio”, recuerda Miguel.
Los restos mortales de María Teresa fueron enterrados en Jardines de Paz, en el norte de Bogotá,
junto a su hermano Joaquín. Aunque la familia creía que había podido despedir a Teresita, no había certeza de que el cuerpo inhumado fuera precisamente el de la auxiliar judicial.
“En ese momento aceptamos la tragedia, pero siempre nos quedó la mortificación por la muerte de un ser querido”, lamentó Miguel.
La Fiscalía 93- Grube asumió el caso y realizó la exhumación de los restos enterrados en Jardines
de Paz.
Luego, el Instituto de Medicina Legal realizó el cotejo genético con el banco de datos del Palacio de Justicia, procedimiento que dio positivo, sin embargo, se decidió hacer un estudio más detallado para la identificación plena de los restos que entregó como resultado que en efecto el cuerpo inhumado hace 36 años correspondía al de María Teresa Barrios Rodríguez, quien para el momento de su muerte tenía 46 años.
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