Cuenta la leyenda china que el hilo rojo une a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo ni las circunstancias. Así es la historia de Jorge Alejandro Escobar Banderas, un joven migrante colombo venezolano que, por obras del destino y puntos que se conectaron entre sí, llegó a Cali para reencontrarse con sus raíces y cumplir el sueño de trabajar en su pasión, la radio.
Sin embargo, su camino no fue fácil. Fue forjado por sus ganas de salir adelante y su capacidad de reiniciar su vida, desde cero.
Jorge nació en Valencia, Venezuela, en el seno de una familia migrante, pues sus padres, ambos oriundos de Florida, Valle, salieron del país en la década de los 80 por la situación de violencia que se vivía en el territorio. “Crecí en una familia de clase media que combinaba tradiciones de aquí y de allá, siempre permaneciendo en contacto con Florida y tratando de mantener todas las costumbres colombianas”, recordó Escobar.
Con el transcurso de los años, su vida seguía el curso que se había trazado desde pequeño. A sus 20 años, Jorge se encontraba cursando octavo semestre de Comunicación Social en la Universidad Arturo Michelena y su trabajo en los medios de comunicación, comenzaba a ser reconocido en el gremio.
Fue ahí cuando el destino hizo su primera jugada. La crisis económica, política y social que se vivía en su país se agravó, impidiéndole tener una calidad de vida digna, por lo que su familia tuvo que tomar la decisión de regresar a Florida en el año 2017.
“Nos venimos en una situación bastante crítica porque no se conseguían alimentos, medicamentos ni lo requerido para satisfacer las necesidades básicas. Siempre había cortes de energía y adicional, estaba la situación crítica que vivían los medios de comunicación. No se podía ejercer el trabajo en paz y tranquilidad”, manifestó.
Pese a que fue uno de los promotores para que su familia saliera del país, sabía que aquello significaba tener que comenzar de cero. “Creo que esa fue la frustración más grande del mundo porque mal que bien uno tenía su vida armada. Ya estaba formando lo que en el periodismo se conoce como el nombre”.
Así, Jorge regresó a Colombia junto a su mamá, hermano y hermana, a la casa de su abuelo en Florida, Valle. “Fue duro porque venía de una ciudad grande y de la noche a la mañana llegó a un contexto diferente, a la zona rural. Aquí nos cambió la vida, allá teníamos un estilo de vida diferente y tienes que adaptarte”.
La bendición de contar con el apoyo de su familia en Colombia los ayudó a estabilizarse, hasta que su hermana encontró estabilidad en Cali y así, poco a poco, se movilizaron a la capital del Valle.
Su curiosidad y persistencia, lo impulsaron a inscribirse en todos los talleres que encontró con el fin de darse a conocer entre los periodistas de la región. “Estoy en un contexto desconocido, nadie me conoce, nadie sabe quién soy. Me mentalicé que debía comenzar desde cero y hacerle frente a esa situación”, contó.
El primer taller al que asistió y el que marcaría su futuro como comunicador, fue el Festival de Datos Abiertos de la Universidad del Valle. En ese encuentro, conoció al director de un portal web quien lo sumó a su equipo de trabajo, pero también lo motivó a ingresar a Unicatólica, Institución donde ejercía como docente.
“Fue muy difícil porque tuve que empezar desde el primer semestre, pero no me arrepiento en lo absoluto porque si hay algo que he aprendido sobre los caleños es que son personas muy dadas a ayudarte, son muy amables”, comentó Jorge, quien reconoce que gracias a la ayuda recibida por sus compañeros y profesores, pudo disfrutar, de nuevo, su vida universitaria.
Cinco años más tarde, Jorge continuó estudiando y trabajando al mismo tiempo, pero todavía sentía que el cumplimiento de sus sueños era un anhelo lejano. “Una noche llegué muy frustrado a mi casa, pues no estaba trabajando en el medio. Así que me siento en el sofá y digo: Dios mío, ayúdame. Dame una señal. Esto no es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida”, rememoró.
Tras soltar aquellas palabras al aire y como una maravillosa jugada del destino, el joven migrante se encontró con la convocatoria a la primera beca de periodismo regional del país en una publicación de Instagram.
Sin pensarlo, envió un escrito de su autoría que narraba la historia de una lideresa social del barrio Mojica y luego de varios días de espera, fue el feliz ganador del segundo puesto: un mes de prácticas en Caracol Radio. Un lugar con el que soñaba trabajar desde que se encontraba en Venezuela.
“Para mí es como un sueño cumplido. Siempre decía, antes de morirme tengo que trabajar en Caracol. Era tanto el deseo que tenía por entrar que la contraseña del wifi de mi casa en Valencia siempre era Noticias Caracol”, confesó en medio de risas.
Por su gran trabajo realizado durante el tiempo de la beca, Jorge continuó vinculado a Caracol Radio Cali haciendo reemplazos y, posteriormente, inició su periodo de prácticas universitarias. Su labor, en gran medida, es reconocida por su agudeza en el dominio de datos, su rigurosa investigación y valiosa pedagogía. Nuevamente, un guiño del destino, pues su primer trabajo en Cali, también de datos, le dio las bases para lograr destacarse en el medio.
En Cali, Jorge no solo ha logrado cumplir sus sueños profesionales. También se ha sentido acogido por una ciudad que forma parte de sus raíces. “Yo me he sentido caleño desde que nací, pero ahora soy mucho más consciente de lo que significa ser caleño, lo que significa ser vallecaucano. Como extranjero, uno ve todas las potencialidades. Cali, más allá de los problemas, es un territorio privilegiado. No todas las ciudades se dan el lujo de tener una naturaleza tan exuberante”.
Por lo anterior, el joven comunicador hace un llamado a fomentar el sentido de pertenencia por la ciudad. “Es importante como extranjero apropiarse del territorio. Yo me apropio de la ciudad, la siento como si fuera mía, porque si uno no quiere el lugar donde está ¿Cómo la puedes cuidar? Uno tiene que ser agradecido con el territorio que te da la posibilidad de seguir adelante, donde puedes realizarte como ser humano”.
Y agregó: “Cali es como lo dice su himno. ‘Nadie es esclavo ni extraño’. Con el tiempo, las personas no terminan siendo extrañas porque la lógica y el ritmo de la ciudad te va llevando a sentirte uno más. La gente no se da cuenta, pero el mismo himno lo dice”.
A principios del próximo año, Jorge Escobar recibirá su título y después de terminar sus prácticas en Caracol, espera sumarse a un medio de comunicación de la ciudad para aportar su conocimiento.
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