El edificio que por muchos años fue el lugar de reuniones y hasta la base de operaciones del Cartel de Medellín, encabezado por Pablo Escobar, fue derrumbado hoy, 25 años después la muerte del capo, para cerrar un capítulo doloroso de esta ciudad colombiana.
Decenas de expertos trabajaron desde hace días en los preparativos para la implosión del edificio de ocho plantas que fue residencia de Escobar y su familia, y que desde su muerte, el 2 de noviembre de 1993, atrae a turistas a los llamados "narcotours".
No olvideEl edificio ha sufrido dos atentados con bombas, el primero fue en 1988, contra el propio Escobar. En el 2000, cuando el lugar era sede de la Fiscalía.
En el lugar que ocupa la edificación, en el sector de El Poblado, se construirá un parque en memoria de las víctimas del narcoterrorismo con el que Escobar intentó someter a la sociedad y el estado colombiano en los años 80 y 90 del siglo pasado.
Era la casa de Escobar y su familia. Vamos a desmantelar ese edificio para construir el primer memorial que habrá en Medellín en honor a las víctimas", manifestó el secretario privado de la Alcaldía de Medellín, Manuel Villa.
Además de los 12 apartamentos, dos piscinas, 34 plazas de estacionamiento y una cancha de fútbol, el capo mandó a construir en ese predio de 5.000 metros cuadrados un penthouse de dos niveles en el que vivió junto a su esposa y sus dos hijos.
La implosión fue hacia el medio día, reduciendo la estructura en escombros en solo tres segundos. La iniciativa hace parte de 'Medellín abraza su historia', liderada por las autoridades locales para rendir homenaje a las víctimas del narcoterrorismo en la ciudad.
Según explicó el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, reconstruir este edificio "en ruinas" requeriría una inversión aproximada de 40.000 millones de pesos (unos 12,8 millones de dólares), es decir, "diez veces más" que lo que costará la demolición y construcción del parque.
"No es borrar la historia, sino volver a ella para contarla desde el lado correcto, desde el lado de las víctimas", expresó Gutiérrez sobre la demolición del Mónaco, fortín de Escobar que dejará de atraer un turismo que el alcalde y la ciudad rechazan abiertamente.
En la convocatoria para la demolición, el alcalde recuerda que en 1991 Medellín fue "la ciudad más violenta del mundo", con 381 homicidios por cada 100.000 habitantes, y que su gente vivía "en medio del dolor y del miedo, pero es justamente ese pasado lo que hace tan valioso nuestro presente".
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