En el separador de la Calle 25 con Carrera 8 hay un arbolito de 'Navidad' que 'florece' todo el año. Este no es un hermoso pino, adornado con las guirnaldas de moda o con los Papá Noel que se mueven al ritmo de la música navideña, tampoco tiene los adornos que las mamás hace con tanto amor.Este es un humilde árbol de almendro que aunque no tiene adornos nuevos, está ‘enchulado’ para la Navidad los 365 días del año.
'El arbolito de la eterna Navidad' lleva 10 años dando sombra y poniéndole ambiente a este atafagado sector de la ciudad, pues quien pasa por el lugar solo se queda contemplando su decoración.
No olvideEsta idea de adornarlo nació de Don Carlos, más conocido como 'Mangas', un vendedor ambulante que hace 10 años sembró el almendro y lo decoró, para nunca quitar los arreglos.
Sus cuidadores
El ‘almendro navideño’ es cuidado por Carlos y su compañero de zona, Raúl Pinto Rodríguez, un hombre de 67 años que vende Vive 100 y lleva más de 3 años en el separador.
“Desde que llegue acá el árbol ha estado decorado todo el año, aunque se le caen los adornos por la lluvia y el sol, siempre 'Mangas' y yo estamos pendientes para ponerle nuevos adornos que lo hagan ver bien bonito”.
Raúl dijo que en su casa nunca ha tenido un árbol de Navidad por eso ayuda a su compañero en mantenerlo 'titino', pues dice que la Navidad es símbolo de esperanza.
Los adornos son comprados a los recicladores que pasan a diario. Una moneda es suficiente para satisfacer a los contribuyentes de la Navidad de 365 días y alegra la vista de quien pase por el sector.
30bolitas de navidad pueden colgar a diario de este almendro.
Don Raúl dice que vive muy agradecido con Dios y con el árbol, pues el cree que en las navidades no los desampara.
“Acá llega la gente en diciembre y le tira a uno cualquier pesito extra, además, nos traen comida y todo por el que arbolito, que siempre listo para la Nochebuena”, comentó el vendedor.
Raúl, quien vive el barrio Siloé, a másde 10 kilómetros del árbol, llega todos los días a su punto de venta a las 9:00 a.m. y lo primero que hace es pasarle la escoba y recoger la busurita que llega.
“Mi compañero Carlos limpia conmigo y él le pone agua y comida a los pájaros. El fue quien recuperó esta zona, pues esto era un peladero. Si estuviera pavimentado le pasábamos el trapeador”, dijo convencido.
Siempre agradecidos
A Don Raúl le llegó el medio día, y aunque no ha vendido lo suficiente para pagar su almuerzo, él dice que vive agradecido con Dios y con el árbol que le da sombra en su trabajo.
“Solo he vendido 4 frascos de Vive 100 y por cada tarro me gano 400 pesos, el almuerzo me vale 4.500 pesos. No me he levantado lo del día, pero Dios no me desamparará”, exclamó.
A estos dos trabajadores los pueden encontrar todos los días desde las 9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. sentados en el regazo de un pequeño árbol que ‘vive’ gracias al espíritu de la Navidad.