Le presto un millón de pesos pa' un millón doscientos a un mes", fue la propuesta que en una 'cooperativa' le ofrecieron a Carlos* (nombre cambiado), él los aceptó y por la usura y no tener con qué pagar, Carlos 'se mandó a matar', y así poder embolatar esa 'culebra’.
"Eso es de locos, nadie piensa que alguien pueda llegar a eso, pero la gente en su desespero hace lo que sea. No es un servicio de la funeraria, sino gente que viene y hace el show, se hacen desde velar y traen hasta doliente pa' que los lloren, sacan fotos - no dicen nada más- y se van. Después es que uno se da cuenta para qué es", comentó el administrador de una importante funeraria de Cali.
“Es un billetico extra y fácil, no le piden papeles”, le dijo un amigo a Carlos. Después de pensarlo, y en la apología caricaturesca de la imagen del ‘diablito’ hablándole al oído al hombre necesitado, fue que aceptó aquel trato que literalmente sentenció su ‘muerte’, o al menos de la manera más actuada y curiosa posible.
¡Trágame tierra!, era la expresión de Carlos cuando un individuo -que vestía siempre de chaqueta y que nunca se quitaba el casco- llegaba a su casa en oriente de Cali, en una moto Suzuki DR 650, gritándole desde el andén; ¡vengó por lo mío!, para después decir en voz baja,"o te los estallo a vos".
Esa angustia entre pecho y espalda la sintió hasta cuatro años, cuando una enfermedad y la falta de plata para pagar el dinero lo hizo pensar en una idea de otro mundo, o más bien 'del más allá', para así quitarse ese 'chicharrón' de encima.
Como dice el dicho: ‘si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada’, pero a Carlos lo único que le llovían eran 'pagareés' cada vez más costosos y hasta ladrillos que 'diluviaba' por las tejas de eternit de su antigua casa, esa misma que le tocó abandonar.
Lo que comenzó con una necesidad hace cinco años se convirtió en el lastre con el que Carlos ha tenido que soportar.
“Para esos tiempos yo iba a invertir una plata en un negocio pero me faltaba, el socio que iba a invertir conmigo me recomendó una gente. Pedí $1.000.000 y después de seis meses la deuda estaba en $2.500.000 , el negocio se cayó y terminé debiendo como cinco millones aparte del ‘gota a gota’.
“Todos los días me levantaba y encontraba papeles manchados con sangre, me rompían los vidrios, no sabía qué hacer. Pero un día un primo, en medio de una rumba, me dijo que me hiciera el muerto y me fuera.
No olvideEl que reciba a cambio de préstamo de dinero y exceda en la mitad del interés bancario, incurrirá en prisión de dos a cinco años.
Al otro día todo enguayabado cogí a mi mujer y una tía y nos fuimos pa’ la funeraria, dijimos que era para una broma y me metí al ataúd y me tomaron fotos”, explicó Carlos.
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