En principio, la orden es ceñirse a los cuatro casos para los que fue concebido el videoarbitraje (goles, penaltis, tarjetas rojas y confusión de identidad) y sólo en caso de errores incontestables, pero la Uefa advirtió la semana pasada en Madrid que también se usará para expulsar a los jugadores que hagan gestos racistas o que insulten al público, a los árbitros o a los rivales.
Por poner un ejemplo, el corte de mangas de Bale en el derbi sería tarjeta roja en la Champions.
Además serán amonestados con tarjeta amarilla los futbolistas que agobien al colegiado mientras toma una decisión apoyándose en el VAR o los que pidan al árbitro que revise una jugada.
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Las jugadas polémicas no se verán en los vídeo marcadores de los estadios de Champions, y los equipos VAR estarán fuera de los mismos, protegidos por la Policía, junto a las unidades móviles de televisión.
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