El famoso video para analizar los partidos marcó el método de Gabriel Ochoa como técnico. Algunos jugadores le sacaban el cuerpo y hasta se quedaban dormidos. Anécdotas.
Como técnico del América Gabriel Ochoa Uribe no quería dejar pasar el más mínimo detalle, por eso realizaba extensas sesiones de video para exponerles a sus dirigidos los rivales que iban a enfrentar, asimismo los aspectos por mejorar de su propio equipo.
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El estudio y el análisis minucioso del juego se convirtió en una obsesión para Ochoa, pero para algunos de sus dirigidos era un tormento sentarse frente a la pantalla durante largas horas. Cuando se apagaba la luz al médico se le volaron varios, algunos preferían ir a comer y otros terminaban arrullados.
Con el video muchos consideraron a Ochoa como un adelantado por su gran capacidad de ver el juego desde lo táctico, muchos de los atletas que tuvo, si bien no prestaban suficiente atención, terminaron siguiendo su camino siendo entrenadores.
Para recordar las sesiones de video, Q’hubo recogió los testimonios y las anécdotas de los exjugadores del América sobre las cátedra de fútbol que daba el médico frente a la pantalla.
Hugo ‘Pitillo’ Valencia: “A muchos no les gustaba y se salían al pasillo o se iban donde el doctor Vallecilla, al consultorio, como Battaglia y Anthony. En la sesión de video daban garrote, te valoraban tu trabajo y después miraban las fallas que habías tenido. En esa época muchos jugadores no tenían el convencimiento de que podían ir creciendo en esa parte”.
Luis Eduardo Reyes: “ Recuerdo que cuando llegaron los peruanos César Cueto y Guillermo La Rosa, y después Cabañas les costó adaptarse porque ellos no estaban acostumbrados a ver videos a altas horas de la noche, entonces se quedaban dormidos. Cuando los veíamos, los despertábamos para hacerles preguntas y no sabían nada, eso causaba mucha risa”.
Juan Manuel Battaglia: “Una vez el doctor Ochoa nos llamó la atención cuando estábamos hablando con Cabañas porque en pleno video, Roberto me habló en Guaraní y yo me reí, el médico pensó que estábamos hablando de él. Siempre que hablábamos en Guaraní nos decían paraguayos maleducados, groseros. A los compañeros les decíamos palabras en ese idioma por joda, para molestarlos.
Yo creo que el doctor era un adelantado del fútbol con esas sesiones de video, solamente que a veces era muy largo, nosotros entrábamos en la mañana y salíamos muy tarde. Pero a nosotros nos fue muy útil eso, algunos compañeros decían que esos videos se pasaban de calidad. Recuerdo que cuando apagaban la luz, a los que estábamos atrás nos ganaba el sueño, Julio (Falcioni) era campeón en eso.
Anthony de Ávila: “Ochoa le daba duro al video. Entrenábamos en la tarde y al otro día en la mañana había video, a las 9:00 a.m., entonces eran dos o casi tres horas viendo un video, ahí uno se cansaba. Para distraernos salíamos un ratico. Ochoa no se daba cuenta. Después volvíamos y seguíamos viendo el video. De pronto se exageraba, era obsesivo por el video”.
Juan Caicedo: “Cuando perdíamos un partido se levantaba a las 3:00 de la mañana a ver los errores que habíamos cometido para explicarlos al otro día en el video. Hasta se quedaba dormido en la sesión porque se había trasnochado.
Jorge Bermúdez: Yo era de los más aplicados, él arrancaba con el video y apenas apagaba la luz se iban 15 jugadores y nos quedábamos los mismos 5 de siempre. Yo era muy aplicado, imaginate yo con 19 años, siempre quería aprender. Me aguantaba todas las sesiones de video, las repeticiones de las repeticiones.
Polilla Da Silva: éramos muchos los que veíamos el video, mirábamos entre cinco y seis videos a la semana, era impresionante, tocaba ir al club temprano en la mañana, muchas veces se te cerraban los ojos. Siempre traté de respetar y de estar ahí presente porque era parte de nuestro trabajo.
Alex Escobar: Eran tediosas, al principio las toleramos, pero después nos cansamos. En semana veíamos tres o cuatro videos, de dos o tres horas. En la sede nos salíamos en la puerta de atrás, en la avenida Vásquez Cobo a comer pandebono con gaseosa porque ya no aguantabamos el video. Los que más salíamos éramos Juan Manuel Battaglia, Anthony de Ávila y yo.
Una vez solo se quedaron en el video tres jugadores, los más jóvenes como ‘Guama’ Cardona y Álvaro Aponte. El médico apagaba la luz para ver el video y volteó a mirar y no vio a nadie, después dijo: los felicito a ustedes tres, pero nosotros no seamos güevones, vámonos también.
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Yo le hice una muy buena al médico, me volé del video a comprar pandebono y le llevé uno con café, y recibió normal, me dio las gracias.
Eso le sirvió demasiado al grupo, el médico no trabajaba mucho tácticamente en el campo, pero en el pizarrón desmenuzaba todo lo que teníamos que hacer.