River Plate, con un gol del colombiano Juan Fernando Quintero en la prórroga y otro de Pity Martínez en el último instante, cuando Boca ya jugaba con nueve hombres por la expulsión de Wilmar Barrios y por la lesión de Fernando Gago con todos los cambios efectuados, se impuso en la final de la Copa Libertadores por 3-1, logró el título más ansiado y tocó el cielo en Madrid, desde donde partirá hacia el Mundial de clubes para completar un ciclo mágico.
En un partido con poco fútbol, que ni de lejos se acercó al trepidante juego de la ida, River tuvo el carácter para levantar un gol en contra que no supo resguardar Boca, quien se quedó sin recursos tras la expulsión. Todo se decidió por un golpe de clase de Quintero, el proyecto de gran estrella que nunca alcanza la regularidad necesaria pero que es capaz de conducir a su equipo a la conquista de cualquier título.
El conjunto de Guillermo Barros Schelotto, que como en la ida, aprovechó la mejor ocasión al borde del descanso. Fue un pase en profundidad de Nahitán Nandez que no llegó a despejar Javier Pinola y Benedetto -convertido en héroe desde las semifinales- transformó en gol, tras regatear a Maidana y ejecutar a la perfección sobre el achique de Franco Armani.
Antes de la hora Gallardo envió al campo a Juanfer Quintero en lugar de Ponzio, en busca de un chispazo del colombiano con el que equilibrar la final.
58minutos pasaron para que Juan Fernando Quintero ingresará al cesped del Santiago Bernabéu.
River tuvo más llegada tras el descanso, se acercó al gol. Y este le llegó a tiempo para cambiar el ánimo del encuentro, para que Nacho Fernández encontrase con un pase al centro del área a Lucas Pratto y el ariete restableciese la igualdad.
y así permaneció el encuentro hasta que el arbitro uruguayo Nestor Cunha marcara el final de los 90 minutos.
Toda la tensión se centraba en la prologa. Un alargue que, como no podía ser de otra forma en la final más accidentada de la historia, aún deparó un nuevo giro a su increíble historia; nada más comenzar, fue expulsado Wilmar Barrios.
Boca quedó cada vez más expuesto al talento de River. Y si de talento se habla, nadie mejor que Quintero, el más impredecible, capaz de desaparecer durante muchos minutos o sacar de la chistera un disparo a la escuadra.
El dispositivo de seguridad fue un éxito. En colaboración con la policía argentina, permitió devolver en el mismo aeropuerto de Barajas a los violentos y envió pronto un mensaje rotundo; cualquier ultra podría ser enviado de vuelta nada más pisar España. Con 4.000 efectivos, Madrid fue una ciudad segura, sin necesidad de imponer molestos controles a los aficionados.
La final, además, deja dos protagonistas colombianos. La gloria se la lleva Juan Fernando Quintero, el artista que cambió la final con un "zapatazo" a la escuadra.