En su juventud, cuando estudiaba guitarra clásica en el conservatorio, Luis Alberto Tello Cerón, descubrió que su vocación iba más allá de los arpegios de Andrés Segovia y Paco de Lucía. Y aunque nunca dejó de amar la música, sus manos finalmente dominaron el fino arte de la cirugía vascular.
“Mi trabajo se parece mucho a la plomería, solo que los cirujanos vasculares reparamos las tuberías del cuerpo humano; las venas y arterias”, dice con franqueza el doctor Tello, quien trabajó por más de 30 años como cirujano vascular en el Hospital Universitario del Valle (HUV) y hoy, a sus 66 años, disfruta de un merecido retiro en compañía de su familia.
Desarrollar su carrera médica, y la posibilidad de formar un núcleo familiar, no habrían sido posibles para él, sin la oportunidad de vida concedida por dos trasplantes de riñón que necesitó en diferentes momentos de su existencia.
A sus 37 años, cuando recién se había graduado de medicina, le diagnosticaron una falla renal severa debida a una enfermedad inmunológica (glomerulonefritis membranosa) que había deteriorado sus riñones de forma silenciosa por años. Cuando tuvo las primeras señales de problemas renales (anemia, hinchazón, edemas en las extremidades, pérdida del apetito y náuseas), ya no había posibilidad de salvar estos órganos. Es decir, sus riñones dejaron cumplir su función vital de desintoxicar los 100 ml de sangre por segundo, afectando de paso el desarrollo de glóbulos rojos y el equilibrio de la tensión arterial.
214personas en Cali esperan un riñón.
¿Cuáles eran las opciones ante este panorama desolador? “Con todas las expectativas de vida pendientes por realizar, se me vino el mundo abajo y como médico sabía que la probabilidad de morir era alta”.
La doctora Liliana Mesa Ramírez, nefróloga de la Unidad de Trasplantes de la Fundación Valle del Lili, explica que “los pacientes con falla renal pueden someterse a una terapia de diálisis mientras esperan por un trasplante de donante vivo o fallecido, igualmente pueden ser trasplantados antes de iniciar terapia de diálisis”.
84rasplantes de riñón se han realizado en la Fundación Valle del Lili en lo corrido del 2019.
Sin dudarlo, en un acto de sincero amor filial, Jairo, hermano del doctor Tello, decidió donarle en vida uno de sus riñónes. “Tuve la fortuna de que mi hermano con una generosidad infinita fuera mi donante, un sacrificio que yo siempre le estaré agradecido”.
El doctor Tello hizo parte del grupo médico que inició con los procedimientos de trasplantes en Cali. Aunque, nunca imaginó que él sería el paciente No. 67 de esa primera cohorte de trasplantados.
Todo había coincidido para que gracias a la donación de su hermano y por las manos de cirujanos amigos, como son los doctores Luis Armando Caicedo y Edgar Escobar, ese riñón le fuera trasplantado y tuviera una segunda oportunidad de vida.
Este primer renacimiento le concedió el privilegio de vivir por 14 años más, tiempo en el que culminó su carrera y formó una familia. No obstante, al llegar a los 53 años tuvo que superar una prueba más, ya que para ese momento la enfermedad reapareció destruyendo su riñón trasplantado.
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Un año después de la extracción del riñón afectado, el doctor Tello se vio sometido a tres sesiones de diálisis semanales, cada una de cuatro horas, tiempo en el que su sangre pasaba a través de una máquina que la limpiaba, pero no lo hacía sentir mejor.
En terapia de diálisis, como explica la nefróloga Liliana Mesa, “la sobrevida del paciente a 5 años está entre un 30% y un 50%, mientras que la sobrevida de un paciente trasplantado es de 91%”.
Además, “los costos de la terapia dialítica son mayores a los de un trasplante. Si uno compara diálisis versus trasplante, este último ofrece una mejor calidad de vida, menos riesgo de morir y un menor costo del tratamiento para el sistema de salud”, afirma la doctora.
Un día, ya muy deteriodado física y emocionalmente por la diálisis, el doctor Tello recibió esa llamada tan esperada, informándole que una familia en duelo había tomado la noble decisión de donar los órganos de su ser querido, y que uno de sus riñones fue compatible con él. En esta ocasión, también fue su amigo, el doctor Caicedo, quien en uno de los quirófanos de la Fundación Valle del Lili, implantó por segunda vez un riñón en su cuerpo.
El doctor Tello recuerda que durante el tiempo de diálisis le era imposible evacuar líquidos, puesto que le habían extraído su único riñón, no producía orina. Por ello, al año de haber recibido su segundo trasplante y al ver que volvía a orinar con normalidad, lloró de alegría en el baño de su casa.
No se olvideEn Colombia hay 35.000 personas con problemas renales, 5.000 de ellos ingresan a diálisis cada año, de esos solamente 2.666 pacientes están en lista de espera activa de la Red Nacional de Donación y Trasplantes.
“La donación de una familia y los trasplantes me salvaron la vida una vez más, ese fue el segundo renacer que me dio otros 13 años en los cuales he visto a mis hijos graduarse y me permitió compartir más tiempo con mi esposa, convertirme en el feliz abuelo de dos nietos”.
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