El icónico barrio San Antonio es una 'meca' de la cultura. Como muestra de ello, existen lugares como el Teatro La Concha en donde se expone una colección de más de 100 piezas sobre la 'reina' eterna de los caleños, Jovita Feijóo.
El 6 de junio de 1910 en la ciudad de Palmira, llegó al mundo Jovita Feijóo, la mujer que se convertiría en la ‘reina’ eterna de Cali y la que fuere el amor platónico del artista vallecaucano Carlos Alberto Zuluaga.
Este amor incesante, que -pese a que nunca la conoció en persona- creció con el pasar de los años y los sueños. Zuluaga, con años de trabajo y su impecable talento, dejó esta colección de obras artísticas en las que hace una suerte de oda a lo que fue Feijóo en su trasegar.
Zuluaga, quien falleció en 2016 por un cáncer de pulmón, dejó un importantísimo legado para la ciudad y para la escena artística de la región, siendo co-fundador de La Concha.
Lisímaco Núñez Salazar, un caleño raizal que se ha dedicado toda la vida al teatro como actor y director, hace parte de la junta directiva del Teatro La Concha y de la Fundación de Teatro y Arte Yolanda García Reina y es quien hoy le muestra a propios y turistas el museo que tiene La Concha sobre Jovita.
Núñez cuenta que la casa en donde hoy está el Teatro fue la casa materna de Alfonso Bonilla Aragón, periodista, escritor y de quien el aeropuerto que le sirve a Cali lleva su nombre.
Esta antigua casona aún conserva parte de su infraestructura original y tiene esa magia nostálgica que solo el Cali Viejo nos hace sentir.
Lisímaco relata que Jovita acompañó a Carlos -sin conocerlo- toda su vida y que con su obra “creó todo un universo femenino a partir de una foto de Feijóo que tomó Fernell Franco y estaba exhibida en el Café Los Turcos”.
Para el año 2020, el Teatro decidió recoger las 146 piezas de la colección de Zuluaga y crear un museo.
“Este año hicimos una colección que tiene que ver más con la vida personal de Carlos”, expresa Lisímaco.
La composición de la obra tiene uno de los cuadros más famosos de la ciudad, hecho en una técnica única llamada Aguada.
Según Núñez, se trata de arte hecho con plumilla y tinta en el que se debe dejar secar cada uno de los trazos.
Así mismo, hay varias estatuillas con el rostro de Feijóo y varios collages en los que integra todos los aspectos de la vida de la ‘reina’ eterna de los caleños.
También hay varios cuadros que cuentan historias de la vida de Zuluaga y hasta de su familia, en los que siempre está Jovita de manera transversal.
Zuluaga también relató con su arte plástico eventos importantes de la ciudad como ‘La Calle del Arte’ del tradicional barrio San Antonio.
Cabe destacar que la casona en donde está hoy el Teatro y el Museo fue comprada por este artista y es hoy propiedad de su madre.
De acuerdo con el Teatro La Concha, “Gracias a la prolífica obra que contiene el museo es posible construir los diferentes recorridos y conectarla analógicamente con la historia social y cultural de la ciudad e incluso, con otras disciplinas, como las artes escénicas, permitiéndonos proyectar la memoria a través de obras dramáticas presentadas en el Teatro”.
Teatro La Concha
Esta historia se remonta a los carnavales de Cali, en los años 30, ya la creación de la Univalle en 1945. En sus primeros años de funcionamiento, los jóvenes realizaban reinados entre las facultades y quienes ganaban tenían protagonismo en los carnavales.
El último reinado no obtuvo muchas concursantes y finalmente fue Jovita la única que se postuló por la facultad de Ingeniería. Al no haber reinado, Feijóo quedó como reina declarada para los estudiantes y así fue durante el resto de su vida.
En la colección del artista hay un cuadro de Jovita con un corset de color café, en el también hay un poema y tiene parte de la historia de Radio Higueronia. Esta fue una emisora que funcionó, según Núñez, en el Centro de Cali para los años 40.
En esa emisora se hizo un concurso de canto, en el que Jovita se presentó y, pese a que desafinó, cantó hasta el final y fue el locutor quien dijo “Se acabaron los carnavales, pero nos quedó la reina de la simpatía y ella “se lo creyó y la ciudad también”, recordó Lisímaco.
“Ella no era una reina cualquiera, ella le escribía cartas a los gobernantes para abogar por sus muchachos quienes cuando -bajo el gobierno de Rojas Pinilla- se manifestaron”, explica el actor y director.
Luego, con el pasar del tiempo las damas de la alta sociedad caleña eran quienes vestían -con elegantes ropas y accesorios- a Jovita.
Yolanda García Reina, quien fue una actriz caleña que le entregó su vida a la profesión, es una de las próceres del teatro en la ciudad y tiene un lugar vital en las paredes de La Concha y su museo.
García, quien para muchos hizo patria -pues puso a Colombia en escenarios y sets del extranjero, empezó a actuar entre los 5 y 7 años y, pese a que tuvo que pasar muchos impasses por su amor por la actuación, fue una apasionada defensora y formadora de jóvenes actores.
El museo del Teatro -el cual tuvo un tiempo prolongado de construcción por la consecución de las piezas- está abierto al público y es Lisímaco quien lo muestra con cita previa o llegando a La Concha.
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