Este caleño, quien trabaja su día a día en servicios generales del Hospital Departamental, reside en el barrio Antonio Nariño -Oriente de la ciudad- donde tiene su estudio de masajes, lleno de aceites, luces tenues y una atmósfera que incita al disfrute.
Jhon cuenta que siempre le ha gustado brindar experiencias placenteras a las mujeres, pues, de acuerdo con su pensamiento, “los hombres no tenemos en cuenta lo que a la dama le gusta, lo que la pueda llevar al clímax. Siempre tuve la duda sobre qué pasaba más allá de las relaciones sexuales, porque uno como hombre muy pocas veces lleva la mujer al límite”.
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Según Aguilar, con su técnica de masajes es posible hacer que las féminas experimenten sensaciones únicas utilizando solo las manos.
En un cuarto con luz suave, cortinas negras, una camilla llena de pétalos de flores rojas y un camino de velas aromáticas, es donde Jhon recibe a sus clientas, quienes lo contactan a través de Instagram o Whatsapp.
Acto seguido, el masajista -quien aprendió su oficio gracias a dos hombres que lo muestran en redes- establece una charla con su clienta y le explica cómo funciona la sesión.
Con cursos y estudios certificados, Jhon lleva 6 meses con este emprendimiento en el que ofrece masajes relajantes y eróticos. Además, también tiene servicio de veloterapia y maderoterapia.
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Una vez la sesión inicia, Jhon identifica los puntos críticos del cuerpo de la mujer y le comenta a la clienta cuáles son las poses que le pueden favorecer, con el fin de no tensionarla.
Durante una hora y 20 minutos, Jhon toca el cuerpo de la dama con sus manos llenas de aceite hidratante. Inicia con un masaje de espalda, con el fin de disminuir el estrés.
Posteriormente, las manos de este masajista bajan a los glúteos y, luego, a la entrepierna.
“Todos los movimientos van conectados. Cuando llego a las piernas, la chica debe ponerse boca arriba y yo empiezo a abrirlas y cerrarlas. La zona V es lo que dejo de último, con el objetivo de no quitarle la relajación, para que no se excite tan rápido”, contó Aguilar.
Este masaje, que no incluye ninguna práctica sexual con quien lo realiza, promete que la mujer llegue al clímax.
“Muchas mujeres me piden tiempo, en el que yo las dejo solas, para autoestimularse. Mi idea ahora es tener a disposición de mis clientas juguetes sexuales, para poder brindar una experiencia diferente”, explicó el masajista.
“Mi servicio no se basa en la masturbación, si la persona lo quiere debe pagar un costo adicional”, aclaró.
En medio de la sesión -donde casi siempre le piden “final feliz” a Jhon- la música suave y sexy es protagonista, así como el olor a chocolate de las velas.
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“Ya estoy acostumbrado a esto, comprobé que no siempre la carne es débil. Mi prioridad es que la mujer se relaje y pueda llegar incluso a un buen orgasmo”, dijo.
A sus sesiones pueden acceder mujeres a partir de los 24 años, ya sea en su sede o a domicilio.
Para Jhon, quien cree en las energías, hablar con sus clientas y dejar todo claro es vital para evitar problemas legales. En un día puede llegar a tener hasta 5 sesiones de masaje erótico.
La familia de este masajista lo apoya y el sueño de Jhon es tener un spa o lugar, por fuera de su casa, para seguir creciendo en este emprendimiento.
En redes sociales, usted puede buscar a Jhon en Instagram como @relaxing_massages10 o a su número de WhatsApp 3167547886.
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