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En la parte subterránea de la antigua estación del ferrocarril se vive otro mundo, no solo por la historia que alberga debido a la explosión del 7 de agosto, sino porque este lugar ha renacido con mucho color y talento. Algunos caleños solo recuerdan el ferrocarril porque fue declarado monumento nacional en 1994, además de que estuvo abandonado durante muchos años, debido a la explosión de siete camiones militares en la madrugada del 7 de agosto de 1956.
Este hecho marcó una tragedia que con el pasar del tiempo ‘consumió’ las maravillosas historias que se vivían en el tren. Asimismo, la Alcaldía y el Gobierno se olvidaron de este proyecto que ayudó a muchos caleños.
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“Fue el albergue de 2.800 cuerpos cuando fue la explosión, para luego ser llevados a una fosa común. Tuvimos años donde este edificio estuvo completamente abandonado a merced de muchos delitos como narcotráfico y torturas”, contó Carolina Jaramillo, directora del Muli,(Museo Libre de Arte Público).
Después de los largos años en los que solo albergaba fantasmas y suciedad en los sótanos del ferrocarril, el Museo Muli, vio en este lugar un sitio lleno de patrimonio que debía ser recuperado para el deleite de los caleños.
Cabe recordar que los visitantes pueden acudir de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 6:00 p.m., y los fines de semana con cita previa.