Video especial: Harlistas caleñas, las 'reinas' de las vías del Valle

Son amas de casa, pero en sus motos se convierten en mujeres libres y empoderadas. Así son las las harlistas, el grupo de mujeres amantes a estos vehículos que recorren las vías del Valle.

Ser harlista ha sido vinculado con hombres fuertes, barbudos y de aspecto rockero, que en sus motos se apoderan de las carreteras. Pero aquí en Cali, cuatro hermosas mujeres marcan la diferencia.

Su piel prolija, cabello largo, cinturas marcadas, ojos impactantes, y un estilo sensual rockero, acompañadas de poderosas y hermosas ediciones especiales de Harley Davidson, invaden las vías de la ciudad y llaman la atención de cualquiera.

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El rugir de las motos, la velocidad, y un cilindraje mayor a 1200, empodera a este grupo de mujeres, que durante cada fin de semana se reunen para rodar, conocer y hacer suspirar a más de un conductor.

En video: Q'hubo Cali realizó un especial sobre estas mujeres que son consideradas las 'reinas' de las vías del Valle.

Una verdadera pasión

Para Andrea, Yelisa, Claudia y Dayana, ser harlistas ha cambiado su estilo de vida. Además de ser profesionales y amas de casa, estas mujeres comparten hoy múltiples aventuras y vivencias gracias a sus grandes motos.

Para ellas el poder, la hermandad y -sobre todo- la libertad que les proporciona este vehículo lo es todo. Múltiples son las actividades que cada una realiza en sus hogares y oficinas, pero en el momento en que se suben a sus motos la realidad cambia.

Andrea Guzmán es mamá de dos hijos, administradora de empresas, empresaria y de un tiempo para acá es harlista.

La pasión por su moto se la despertó su hermano, pero la llegada de sus hijos frenó sus ganas de montar. El tiempo pasaba, pero su gusto por la Harley no cambiaba. Sabía que cuando llegara el momento indicado materializaría su sueño y empezaría a montar.

“Cuando el tiempo me lo permitió pude entregarme de lleno a esto que hoy considero una pasión.

Hace año y medio tengo mi propia moto, pero por pandemia y el paro nacional tuve que abstenerme de montar por un tiempo. Hoy puedo decir que soy harlista de corazón hace 18 años”, contó Guzmán.

Guzmán añadió que su moto, una edición especial de forty eight con tanque candy custom, cilindraje 1200, no solo le proporciona libertad, sino que además es la mejor manera de relajarse. “Lo más impresionante es sentir la carretera, el rugir de las motos nos llega a las venas y esa es una sensación unica”, indicó.

El caso de Yelisa Hoyos Gutiérrez es un poco diferente. Ella empezó siendo la copiloto de su esposo desde el 2001, pero ya en el 2018 decidió que quería tener su propia moto.

Yelisa es profesional en finanzas y negocios internacionales y trabaja en una compañía.

Esta clase de motos le llamaron la atención cuando viajó a Loja, Ecuador y apreció a un nutrido grupo de mujeres motociclistas.

Su esposo le regaló una Dyna Harley, donde hoy siente todo el poder.

“En un viaje al Perú él se sintió enfermo y tuve que ayudarle a conducir. Desde ahí supe que esa era mi pasión. A mi me encanta la velocidad y la adrenalina. Cuando vi la que sería mi moto, fue una conexión inmediata, fue amor a primera vista”, añadió.

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Claudia Perlaza es quizás la más experimentada rodando en carretera. Lleva ya 15 años haciéndolo, aunque en una Harley tan solo lleva dos.

Para ella, la fuerza y el rugir de su moto la empoderan.

“Estas motos llaman mucho la atención y eso me encanta. Soy ama de casa, y aunque hace 10 años tuve un accidente muy fuerte que me dejó un mes en la clínica y un tiempo más en silla de ruedas, no perdí el amor por ellas. Por pandemia no podíamos salir, pero ahora estoy dispuesta a recorrer todo el país”, sostuvo Perlaza.

Dayana Riascos, estudiante de Mercadeo, es la más nueva en el grupo.

Hace apenas un año aprendió a montar y lo hizo precisamente en una Harley. “Fue todo un reto para mi. La moto pesa, pero me arriesgue. No tenía ni idea de las Harley, pero gracias a mi novio me pude meter en este mundo y ahora me fascina. Me encanta poder salir a la carretera, ver la naturaleza y sentir esa vibración”, insistió.

Para estas cuatro mujeres, el haberse arriesgado a conducir una moto de alto cilindraje y sobre todo una Harley, logró cambiarles la vida y empoderarlas, pues pasaron de ser amas de casa a tener todo el poder en sus manos, recorriendo las carreteras de la ciudad y del Valle.

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