La Virgen de Yanaconas no solo es un monumento, sino que es también un lugar lleno de historia y leyendas, que hoy logra congregar a un buen número de turistas que deciden visitarla para observar desde allí las enormes y bellas montañas que rodean y acompañan la ciudad de Cali.
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Muchos acuden para conocerla, mientras que otros solo tratan de descubrir un poco de su historia. Por eso, Q'hubo le cuenta hoy un poco sobre este místico lugar.
Nuestra Señora de Los Andes, como realmente se llama la Virgen, fue construida por los Hermanos Maristas en 1942 para rogar por el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Su escultor fue Marceliano Vallejo, quien dio vida a la imagen principal, a cuatro ángeles con sus antorchas (que anteriormente iluminaban) y dos fieros leones de cuerpo entero, posicionados en las esquinas de la construcción arquitectónica que sirve de base.
Son ellos quienes custodian la sagrada imagen que sobre un pedestal de 6 metros de altura, según lo indica la ficha de inventario de Bienes Culturales Muebles de la Alcaldía, domina el paisaje.
La gran imagen de la Virgen tiene sus brazos abiertos, con sus togas, mantos y su corona, se para sobre una réplica del globo terráqueo, custodiando desde las alturas la inmensidad del territorio.
El monumento está orientado hacia el oriente.
Los Hermanos Maristas llegaron a la región de Los Andes en 1894, cuando el Hermano Armancio compró la Finca Yanaconas para ser usada como sitio de descanso y realización de los ejercicios espirituales de las comunidades Maristas de Cali y Popayán.
En 1940 los Hermanos Maristas, quienes lideraron la construcción de la Virgen en cabeza del Hermano Mateo, provincial de esta comunidad religiosa en Cali, lograron obtener apoyo económico de los colegios maristas de Colombia, entre ellos Santa Librada y San Luis Gonzaga.
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El primer escultor del monumento fue el italiano Maestro José Prate, quien no cumplió con el requerimiento de esculpir la Virgen con rasgos europeos.
Pues él la creó con rasgos de mujer americana, lo que no gustó a los Hermanos Maristas.
De la Virgen del italiano solamente se dejó el pedestal.
Luego se encomendó al nariñense Marceliano Vallejo conocido como 'El escultor de los vientos', demolerla y hacerla de nuevo.
Marceliano se caracterizaba por el movimiento que le daba a sus esculturas.
Es necesario mencionar que el escultor ya era conocido por las obras realizadas en el Santuario de las Lajas y en Popayán.
Cabe indicar que la Virgen de los Andes es un bien de interés cultural que merece ser recuperado y potencializado turísticamente. .
El sitio, que es un tesoro turístico, recibe atención por parte de una entidad de la zona que, según los mismos habitantes del corregimiento Los Andes, se encarga de preservar la limpieza del lugar.
“Hoy vienen más turistas porque Cristo Rey está cerrado, pero la imagen sí se ve un poco deteriorada. Quienes llegan hasta la imagen destacan la belleza de este mirador y sus alrededores”, comentó un habitante de la zona baja.
Y es que para subir a la Virgen de Los Andes son necesarios solo 17 minutos a paso lento.
El camino está bien delimitado hasta cierta zona, pero de ahí en adelante son los turistas los que deben sortear el camino.
Para el historiador Carlos Arias, este es un símbolo de identidad que debe restaurarse.
“Está asociado a valores religiosos y de memoria histórica. De lograrse podría aumentar notoriamente la afluencia de personas”, detalló.
Quienes quieran llegar hasta el monumento puede recorrer cerca de cuatro kilómetros y medio desde el Zoológico de Cali.
Los caminantes pueden subir por el filo de la montaña a la margen izquierda del Río Cali.
Luego pueden llegar a Ventiaderos donde se encuentra con la vía pavimentada que viene de Cristo Rey, y a unos 300 metros podrán encontrar a Nuestra Señora de los Andes.
Un circuito que alterna trocha y la vía principal es el que también se lleva a cabo desde el Centro Recreacional Yanaconas.
Desde ese sitio se puede ver la zona donde estuvieron los Hermanos Maristas.
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Alejandro López, guia de turismo, cuenta que, según la leyenda, anteriormente en este lugar se encontraba el colegio de Los Maristas.
En ese sitio, cuando los estudiantes que peleaban y se portaban mal eran encerrados debajo del monumento donde “supuestamente habían unos calabozos'.
"La Virgen tenía un rostro indígena esculpida por un italiano que se enamoró del rostro de las Yanaconas. Tenía ojos achinados, cachetes, naríz chata, pero a los Maristas no les gustó y ordenaron que le cambiaran el rostro. Por eso le pusieron pómulos salientes, nariz puntiaguda y ojos agrandados, tipo rostro europeo", comentó López.
De acuerdo a López, la leyenda también menciona que el iris del ojo está coco hacia adentro porque allí tenía unas esmeraldas enormes.
Dichas esmeraldas querían ser robadas por muchas personas.
"Un cura ambicioso murió frente a ella y cuando fueron a verlo encontraron que la imagen no tenía sus ojos y que el hombre se había desvanecido sin razón alguna. Dicen que al padre lo han visto deambulando por Pichindé, reclamando los ojos de la Virgen que nunca pudo tener”, detalló el guía.
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