La historia de un hombre que vivió durante cuatro años en una habitación secreta de un centro comercial es algo de no creer.
La historia de un hombre que vivió durante cuatro años en una habitación secreta de un centro comercial es algo de no creer. Preste atención a esta increíble e insólita situación que se dio en Estados Unidos y que ha dejado a más de uno con la boca abierta.
Como si se tratara de una película, el protagonista de este inusual caso es Michael Townsend, un hombre que en el año de 1999 tuvo que desocupar el lugar donde vivía y sin tener a donde ir recordó que había visto una habitación de gran tamaño y oculta en el estacionamiento del centro comercial Providence Place Mall.
El plan de Michael era dejar sus cosas allí mientras conseguía dónde quedarse, pero con el pasar de los días y con ayuda de otros amigos se fue instalando en el lugar y lo fue decorando a su gusto.
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“El plan no era solo vivir en el centro comercial por solo una semana, ahora era simplemente vivir en el centro comercial”, aseguró Townsend en el medio NBC News.
Para no ser descubierto con ayuda de sus amigos, Michael construyó una especie de muro y así con el lugar amoblado lo hizo su hogar. Pese a que en el sitio no había agua, el hombre se las arreglaba para usar los baños del mismo centro comercial.
Finalmente, cuatro años después la felicidad de Michael y la de sus amigos se desmoronó, cuando un día que este había salido, el lugar fue descubierto por los vigilantes. Al llegar Michael encontró que no estaba sus fotos, el PlayStation, el sofá, el televisor y los demás objetos.
Sin imaginar que había sido descubierto por los guardas de seguridad y creyendo que había sido algún pillo, él y sus amigos decidieron que solamente irían allí en las noches. Al regresar fueron sorprendidos por los vigilantes, quienes estaban atentos a los movimientos del lugar para descubrir al invasor.
Ante la situación, Townsend fue acusado de allanamiento de morada, pero pese a que un juez lo dejó en libertad, el centro comercial le prohibió la entrada de por vida. Es más, le dijeron que nunca podía volver a poner un pie en el lugar ni como cliente.
