Jermaine Thomas tiene 39 años, nació en una base militar de Estados Unidos en Alemania, su padre era ciudadano estadounidense y sirvió casi dos décadas en el Ejército. Pero hoy vive en un refugio para personas sin hogar en Kingston, Jamaica, país al que fue deportado recientemente, a pesar de nunca haber residido allí.
El caso ha generado preocupación entre familiares y expertos legales, que lo consideran una de las expresiones más duras del vacío legal de la apatridia. Thomas no es reconocido como ciudadano por ninguna nación, pese a haber vivido casi toda su vida en Estados Unidos.
El detonante ocurrió este año, tras un arresto menor por allanamiento en Texas. Luego de cumplir 30 días de condena, fue puesto bajo custodia de ICE (Inmigración y Control de Aduanas), que lo incluyó en un grupo de deportación hacia Jamaica. Allí fue enviado encadenado, sin pertenencias, ni documentos legales.
Nacido en 1986, Thomas creció entre Florida, Virginia y Texas. Aunque sus padres intentaron regularizar su estatus migratorio, un error en un formulario de visa cuando tenía 3 años lo dejó registrado como ciudadano jamaiquino, pese a que no nació en ese país ni tiene vínculos reales con él.
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A lo largo de su vida, enfrentó problemas legales relacionados con consumo de drogas, hurto y otros delitos menores. También ha sido diagnosticado con trastorno esquizoafectivo bipolar, una condición que requiere medicación, la cual hoy escasea en el albergue donde vive en Jamaica.
El Departamento de Seguridad Nacional lo ha calificado como un extranjero con antecedentes penales, pero su familia sostiene que Estados Unidos era su único hogar, y que debería enfrentar la justicia allí, no ser expulsado a un país en el que no tiene derechos ni identidad legal.
Los documentos judiciales muestran que en 2015 un tribunal de apelaciones determinó que Thomas no cumplía con los requisitos de ciudadanía por nacimiento en el extranjero. Su padre, aunque ciudadano, no acumuló los 10 años de presencia física en EE.UU. exigidos por la ley en ese momento. Tenía nueve.
La situación legal de Thomas ha sido comparada con la del senador John McCain, quien también nació en una base militar en el extranjero. Sin embargo, en el caso del político, su lugar de nacimiento la Zona del Canal de Panamá era considerado territorio estadounidense. El caso de Thomas no.
Desde su llegada a Kingston el 28 de mayo, ha enfrentado barreras lingüísticas, desempleo y exclusión. Sin documentos de ciudadanía, no puede tramitar una identificación, conseguir trabajo ni acceder a servicios básicos. Aunque la población local ha sido amable, se siente completamente aislado.
Su familia, radicada en EE.UU., teme visitarlo por posibles represalias migratorias. “Es como haberlo perdido para siempre”, dijo un pariente cercano. “No podemos arriesgarnos a salir del país y no poder volver”.
Jermaine Thomas asegura que no planea solicitar ciudadanía jamaiquina. Para él, su vida sigue estando en Estados Unidos, donde residen sus hijos, su familia y sus recuerdos. Desde el albergue, aún espera respuestas sobre si podrá regresar algún día al país donde siempre creyó pertenecer.
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