Dos amigos jugaban a dispararse a la cabeza con rifles. Solo uno sobrevivió

El insólito hecho ocurrió en Houston, Texas, donde dos hombres decidieron probar la resistencia de un casco de Kevlar disparándose entre ellos.

Redacción El Qhubo/ Periodista Jhisús Chacín

Las autoridades del condado de Harris, en Texas, investigan un insólito caso que terminó en tragedia el pasado 17 de agosto. Dos amigos, identificados como Sean O'Donnell, de 37 años, y Aaron Prout, de 34, se encontraban en una vivienda en Houston cuando, según testigos, comenzaron a beber alcohol y a “jugar” con un rifle de alto calibre. El macabro entretenimiento consistía en colocarse un casco militar de Kevlar sobre la cabeza mientras el otro disparaba, en un intento de comprobar si el material era capaz de detener el proyectil.

De acuerdo con la información oficial, el casco era un modelo fabricado con fibras de alta resistencia que normalmente se emplean en chalecos antibalas y equipamiento militar. Sin embargo, la protección que ofrece está diseñada para fragmentos y proyectiles de cierta velocidad, no para disparos directos a corta distancia. Durante la actividad, bastó un mínimo error de puntería para que la situación se tornara fatal.

El sheriff del condado de Harris, Ed González, calificó el hecho como difícil de creer, subrayando que ambos hombres se turnaban para sostener el casco apenas unos centímetros por encima de la cabeza mientras el otro disparaba. El último turno terminó con Prout gravemente herido en la parte superior del cráneo. Fue trasladado de urgencia a un hospital local, donde fue declarado muerto.

En un principio, O'Donnell aseguró que su amigo se había disparado accidentalmente. Sin embargo, las declaraciones de testigos y los videos recuperados en los teléfonos de los involucrados mostraron que el disparo lo había realizado él mismo en medio del “juego”. Incluso otras personas que se encontraban en la vivienda les habrían pedido que detuvieran la actividad momentos antes de que ocurriera la tragedia.

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Aaron Prout, originario del Reino Unido, había servido en la Marina Real británica durante una década antes de mudarse a Texas. La policía local confirmó que la investigación descartó la hipótesis de suicidio y que el caso fue clasificado como homicidio. Sean O'Donnell fue arrestado y acusado de asesinato.

Durante la audiencia preliminar, el juez del caso fijó una fianza de 3.000 dólares. La fiscalía señaló que el material audiovisual y los testimonios de testigos son pruebas clave para el proceso judicial. Las autoridades reiteraron el llamado a la ciudadanía para evitar el uso irresponsable de armas de fuego, especialmente cuando hay consumo de alcohol de por medio, debido al alto riesgo que representan estas conductas.

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