El preso falleció al resistirse al recibir la noticia de que iba a ser ahorcado, según denuncia la organización Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
Un preso iraní identificado como Nematolá Barahuyi habría sido ahorcado este domingo en la prisión de Zahedán pese a que ya estaba muerto porque falleció al resistirse al recibir la noticia de que iba a ser ahorcado, según denuncia la organización Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
Barahuyi, de etnia baluche, estaba en prisión tras ser condenado a muerte por tráfico de drogas. A primera hora de la mañana del domingo le fue notificado que iba a ser ahorcado, pero se resistió y durante el forcejeo recibió un golpe fatal en el cuello, según el portal de noticias Hal Vash, citado por IHR.
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El cuerpo de Barahuyi fue ahorcado igualmente para que pudiera constar el ahorcamiento como causa de la muerte y evitar así un proceso judicial.
El cadáver de Barahuyi fue colgado junto al de otro baluche de Zahedán, Amanolá Alizehi. Ninguno de los dos ahorcamientos han sido publicitados en los medios de comunicación iraníes, como suele ser habitual.
En los seis primeros meses del año fueron ejecutadas 251 personas, incluidas 6 mujeres y 67 miembros de la minoría baluche. Esta cifra supone más del doble de ejecuciones que en el mismo periodo de 2021, según el recuento de IHR.
Con información de Colprensa.