A Liliana Ossa le pueden llover los enemigos, pero nadie la doblega. Está convencida que su lucha por los animales es justa, y eso la mantiene en una sociedad a la que siente no pertenecer.
A la fundadora Paz Animal la conocen como una mujer aguerrida, pero también como una terca. Ella lo reconoce y hasta le pone gracia: “Soy intolerante e intolerable”, dice entre risas y con una seguridad que le regala la estampa que tiene ahora: la de una mujer frentera.
Sigue leyendo: Q’hubo, un orgulloso quinceañero
Cuando aún era una niña, Ossa vivió sus primeras indignaciones: “Mis tíos eran cazadores y traían a los animales mutilados a la casa”, relató.
Un día de esos llegó su primer animal compañero: una cabrita huérfana tras la faena de sus tíos. “De ahí viene mi aversión a la sociedad”, explicó.
Dice que se prendió de el amor a la cabrita para abandonar la soledad de su niñez, mientras aprendía de doña Elba Zamorano, su mamá, a ser aguerrida. “Ella era liberalísima y yo le heredé esa lucha política”, expresó.
Te puede interesar: ¡Martha Bolaños lleva salsa en las venas!
No obstante, incluso tuvo que enfrentarse a Elba. “Me decía ‘por qué es tan bruta, por qué no come pollo si eso lo hacemos de toda la vida”, relató.
Liliana, obstinada, reforzó sus ideales cuando, en los años 80, intentó quitarle unas iguanas a un hombre que las vendía cerca al Museo de la Tertulia. “Desde ahí dije: tengo que hacer algo”.
Buscó organizaciones para ayudar, pero ninguna la convenció. Así que decidió crear Paz Animal junto a algunos amigos. En principio, se dedicaban a aplicarle eutanasia a los perros moribundos de las calles, ganándose muchos detractores. Nunca le preocupó, cree que “una causa no es una causa si no tiene enemigos”. Solo le dolían, y mucho, los animales.
No te pierdas: Las mujeres que cocinan sueños en la Galería Alameda
No soportó la crueldad y decidió a un psicoanálisis por nueve años. Ahí aprendió a detectar sus fortalezas e virtudes.
Eso la fortaleció y ha hecho que ahora “me enfrento a un estadio lleno por mis posturas, porque las tengo claras”, remarca.
Cree que la vida no es bella y que la gente tampoco; siente que la han herido muchas veces y eso también la tiene cansada. No obstante, confía en el poder de su claridad discursiva, con el que “voy a poder defender lo que sé hasta el final”, dice.
Lleva la bandera de su forma de vivir hasta en la ropa, porque no viste de tienda. Sus camisas expresan en cortos mensajes lo que piensa. Y aunque ama lo que hace, concluye que “es lo peor de la vida, porque esta es la realidad: el sufrimiento”.
Sigue viendo: Video: Conocé el diccionario que es tan caleño como vos
La Contraloría General de la República envió una comunicación a los 97 mandatarios locales de…
Tres soldados profesionales del Ejército resultaron heridos en las últimas horas tras la activación de…
Miguel Rodríguez Orejuela, quien fuera el máximo jefe del cartel de Cali, extraditado en 2005…
La Corte Suprema de Justicia concluyó que la separación de hecho prolongada, es decir, el…
124 cárceles del país, fueron el epicentro de una gigantesca operación simultánea contra la extorsión…
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) publicó los resultados de la Gran Encuesta Integrada…