Se trata de Kayla Blake, quien llamó en dos oportunidades a la empresa de su novio para decir que habían puesto una bomba en un sitio cercano.
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“Dijo que iban a poner una bomba en la fábrica. En su segunda llamada, dos horas después, dijo que habían colocado cuatro bombas cerca de la planta”, manifestó a ese medio el jefe de policía de Pittsfield, Harold Bickmore.
Ante la alerta, la entidad puso en marcha un protocolo de emergencia que incluía a la Policía de Pittsfield, Maine, Estados Unidos, donde ocurriendo los hechos.
Tras horas de operativos autoridades determinaron que era una falsa alarma por lo que decidieron rastrear las llamadas enterándose que provenía de un lugar cercano, desde la línea de una mujer de 33 años.
“Fue una gran investigación y un arduo trabajo por parte de los oficiales de la Oficina del Sheriff del Condado de Penobscot. No puedo decir lo suficiente sobre todo su arduo trabajo y el apoyo que recibimos de la Policía Estatal de Maine y el FBI”, contó a la cadena CBS un uniformado que integró el trabajo.
Luego de sentirse presionada, la implicada confesó todo por lo que fue acusada de terrorismo y condenada a una fianza mínima de 1.500 dólares (5,7 millones de pesos),
Según la empresa, las horas que no laboraron afectó los ingresos de 400 trabajadores.
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