El regalo que le dio Diomedes Díaz a su hermano

Hace 36 años Diomedes Díaz creó una canción dedicada a su hermano que sigue siendo una de las favoritas para los colombianos.

El nombre de Elver Díaz ha estado sonando en las noticias debido a ‘Los recuerdos de ella’ una obra musical de su hermano Diomedes Díaz quien se la habría regalado por ser partícipe de esta. En una entrevista con el diario El Heraldo, Elver contó esta particular historia.

En los casi 4 minutos que dura la canción, Diomedes Díaz relata una experiencia que su hermano Elver le hizo recordar, cuando “El Cacique” solía visitar la casa de su madre, Elvira Antonia Maestre Hinojosa, conocida como “Mamá Vila”.

Elver Díaz se encontraba sentado en una banca afuera de la casa de su madre, ubicada en el barrio San Joaquín de Valledupar, y quiso recordar por primera vez aquel episodio que le ha brindado las mayores alegrías musicales y económicas.

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"Diomedes llegaba bien temprano a la casa"

“Diomedes llegaba bien temprano de su casa en el barrio Los Cortijos, a la de nuestra mamá que estaba a pocas cuadras. Se venía caminando y con todas las ganas de beber. Enseguida, me tocaba la puerta de la habitación y me hacía levantar mandándome a comprar cervezas. En cada viaje a la tienda que estaba ubicada a pocas cuadras, compraba dos cervezas y me quedaba con el vuelto”, contó Elver para un medio.

Elver continuó recordando aquel episodio y agregó: ”Eran muchos viajes los que hacía en la mañana y parte de la tarde, hasta que un día riéndome le dije que pusiera una tienda en la casa. Que se podía tomar las cervezas bien frías recién sacadas de la nevera y no tener que estar yendo cada rato a la tienda”.

La idea le gustó a Diomedes, y para sorpresa de Elver, en poco tiempo, entre cerveza y cerveza, surgió la canción. Después de grabarla, tuvo un cambio de nombre porque sus seguidores no la llamaban “Los recuerdos de ella”, sino “La tiendecita”. Y así se quedó.

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"Me dijo que la canción era mía"

"Diomedes después de hacer la canción me la cantó en su totalidad, me abrazó y me dijo que la canción era mía, porque yo le había dado la idea principal. Inicialmente no dimensioné lo que eso significaba, pero al grabarla comenzó a sonar por todas partes y las primeras regalías fueron de 400 mil pesos”, dijo Elver.

Lo curioso de este hecho fue que Diomedes Díaz no solo hizo la canción, sino que también abrió la tienda para su madre. ”Si, la tienda fue una realidad y mi mamá le puso por nombre ‘Los recuerdos de ella’, pero duró menos de dos años. Quebró por mucho ‘fiao’. Mi mamá, quien es de buen corazón, no sé medía para fiar y esas fueron las consecuencias”, contó Elver entre risas.

Diomedes después de hacer la canción me la cantó en su totalidad, me abrazó y me dijo que la canción era mía, porque yo le había dado la idea principal. Inicialmente no dimensioné lo que eso significaba, pero al grabarla comenzó a sonar por todas partes y las primeras regalías fueron de 400 mil pesos”, dijo Elver.

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Diomedes Díaz no solo hizo la canción.

Lo curioso de este hecho fue que Diomedes Díaz no solo hizo la canción, sino que también abrió la tienda para su madre. ”Si, la tienda fue una realidad y mi mamá le puso por nombre ‘Los recuerdos de ella’, pero duró menos de dos años. Quebró por mucho ‘fiao’. Mi mamá, quien es de buen corazón, no sé medía para fiar y esas fueron las consecuencias”, contó Elver entre risas.

Luego, Elver hizo una breve reflexión sobre su hermano Diomedes, a quien él se ha encargado de mantener vivo a través de su agrupación “La familia de Diomedes”, con la cual cumple diversos compromisos musicales. “Puedo decir con conocimiento de causa que el cantante absorbió al compositor, a pesar de que sus canciones nunca pasan de moda porque les imprimía ese sentimiento inigualable al ser reales”.

Los dos hermanos se llamaban cariñosamente “Yome” y “Evi”. Eran tan cercanos que el primero le regaló una canción a su hermano por ser su mensajero, trayéndole unas cervezas frías en sus manos. Además, nacieron con esa chispa para mostrar al mundo que la música vallenata tiene la esencia del conocimiento popular, donde se desprenden los sentimientos más hermosos con el acordeón como aliado.

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