En el auge del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela y su hermano Miguel, buscaron entrar al mundo del fútbol colombiano a finales de los años 70.
Tras la muerte de Pablo Escobar, capo del cartel de Medellín, el cartel de Cali con los hermanos Rodríguez Orejuela consiguió más poder, incursionando en la política, negocios, cadenas radiales e incluso equipos de fútbol, así lo contó en un podcast el periodista Alejandro Pino Calad.
En el año 1977, Gilberto, conocido como "El Ajedrecista", junto a su hermano Miguel y un amigo llamado José Santacruz Londoño habían establecido una sólida ruta de tráfico de cocaína hacia EE.UU.
Los Rodríguez, que ya eran propietarios de múltiples empresas como Drogas La Rebaja y el Grupo Radial Colombiano, buscaron comprar acciones del Deportivo Cali, equipo que por ese entonces daba mucho de que hablar, no solo por su fútbol sino porque a él pertenecían muchos miembros de la alta sociedad caleña.
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Sin embargo, la estructura de la Institución Verdiblanca impedía la participación de socios mayoritarios que era lo que quería en principio Gilberto, quien era hincha del equipo. Además, Alex Gorayeb, recordado presidente del Deportivo Cali, impidió que alguien con una economía desconocida ingresara como accionista del equipo.
Por su parte, Miguel Rodríguez, hincha de América de Cali, no estaba dispuesto a quedar por fuera de algún equipo de fútbol.
En el año 1979, el equipo escarlata salió campeón de la mano de Gabriel Ochoa Uribe, ese título y sus gastos necesitó de mayores accionistas y fue así como el 4 de enero de 1980 Miguel Rodríguez Orejuela pasó a ser el accionista mayoritario y, prácticamente, el dueño del club.
