La minería ilegal se ha convertido en una de las mayores amenazas ambientales y sociales de Colombia. A pesar de los esfuerzos por contenerla, esta actividad sigue expandiéndose a través de gran parte del territorio nacional, dejando consecuencias devastadoras para los ecosistemas y las comunidades afectadas. Un informe reciente de la Procuraduría reveló la magnitud de esta problemática y las serias fallas del Estado para combatirla.
Una crisis ambiental de gran magnitud
El informe presentado por la Procuraduría detalla que en 29 de los 32 departamentos del país se han identificado actividades mineras ilegales. Gustavo Guerrero, procurador delegado para asuntos ambientales, señaló que la minería ilegal está presente incluso en áreas protegidas y ecosistemas vitales para la biodiversidad colombiana.
El mercurio, un veneno oculto: Este metal tóxico, utilizado para separar metales preciosos como el oro, ha contaminado unas 70.000 hectáreas a nivel nacional, afectando ríos y fuentes de agua potable. Según el informe, el 50% de los municipios del país tienen rastros de contaminación por mercurio, con Antioquia, Chocó, Boyacá, Santander y Bolívar como los departamentos más afectados.
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Control criminal y fallas estatales
El informe también resalta que el 85% de las exportaciones de oro en Colombia tienen un origen ilegal, y que al menos el 70% de esta minería irregular es controlada por grupos armados organizados. Silvia Méndez, consultora externa y coautora del informe, criticó las "graves deficiencias en la respuesta estatal", que han permitido que el fenómeno se expanda sin control.
Hakim Hasan, jefe del Programa de Protección Ambiental de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos de Estados Unidos, destacó la rentabilidad de esta actividad: "Hoy, el kilo de oro cuesta cuatro veces más que el kilo de cocaína", lo que la convierte en un negocio lucrativo para los grupos ilegales.
Recomendaciones de la Procuraduría
El informe concluye con una serie de propuestas dirigidas al Estado colombiano para enfrentar esta crisis:
- Fortalecer el monitoreo ambiental en zonas afectadas.
- Otorgar licencias ambientales temporales para que los mineros artesanales puedan operar legalmente.
- Crear una entidad estatal para la compra y comercialización del oro, que garantice la trazabilidad del material destinado a exportación.
Estas recomendaciones buscan no solo mitigar el impacto ambiental, sino también reducir la influencia de los grupos criminales en esta actividad.
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Un llamado a la acción
Colombia enfrenta una encrucijada: proteger sus ecosistemas y comunidades o permitir que la minería ilegal siga destruyendo su patrimonio natural. Este informe de la Procuraduría es un llamado urgente para que el Estado implemente estrategias efectivas y contundentes frente a esta crisis que afecta al país en todos los niveles.